Nuestra Historia

Patriotas ariguanabenses

FUENTE: Fichas en poder del autor.

La bravura de ciertos seres humanos rebasa los límites del tiempo que, entre otras cosas, sirve para traernos a la mente la estela de los imprescindibles.

Agustín Santa Rosa nació en La Habana en 1810. Se alistó en la expedición del Creole que, procedente de los Estados Unidos, llegó a las costas de Cárdenas en 1850, a las órdenes de Narciso López.

Desde entonces su nombre figuraría en las conspiraciones independentistas de la época. Agustín Santa Rosa se separó de la religión de sus padres para acoger las ideas protestantes.

Desde muy joven emigró a los Estados Unidos y formó parte de la Junta Patriótica Cubana en Nueva York. En 1858 regresó a La Habana y fue capturado por intento de conspiración.

Diez años después trató de sublevar la región de Vuelta Abajo, sin lograrlo. Hecho prisionero y condenado a muerte, alcanzó el indulto del Capitán General Domingo Dulce, a inicios de 1869.

Dedicado por entero a predicar la insurrección, los campos de Camagüey fueron testigos de sus hazañas. En múltiples ocasiones cayó en manos enemigas pero logró escapar, milagrosamente, más de una vez.

Por una delación fue apresado, cuando se hallaba enfermo en un rancho, por las tropas españolas.

El 5 de noviembre de 1873 fue fusilado junto a los expedicionarios del vapor Virginius. Al enfrentarse al pelotón de rifleros tenía 63 años.

Reconocido por sus contemporáneos como un hombre muy valiente y excéntrico, de temperamento violento pero de buen corazón, muy devoto, nunca entró en batalla sin hacer oraciones y pedir a Dios merced por el alma de los enemigos que pudiera matar.

El escritor Cirilo Villaverde lo definió como escueto, de rostro demacrado y pálido, con mirada sin brillo y triste, como de persona ocupada en místicos pensamientos. En efecto, fue este hombre, un devoto de la independencia de Cuba y a ella consagró su vida.

José Clemente Vivanco Hernández obtuvo el grado de General de Brigada del ejército mambí. Se graduó como Doctor en Derecho en la Universidad de La Habana y colaboró con diversos periódicos. Actuó como Secretario en la Asamblea de Jimaguayú y participó en la campaña invasora a Occidente.

Daniel Gispert García era Doctor en Medicina. Como periodista colaboró con la redacción del periódico Patria. Fue Jefe de Sanidad Militar del Ejército Libertador, alcanzando el grado de General de Brigada.

Antonio Vivanco Hernández era escogedor de tabaco torcido.

Conoció a José Martí, a quien le unía una amistad. Junto al Mayor General Serafín Sánchez Valdivia participó en numerosos combates y fue ascendido al grado de Teniente Coronel.

Jesús Planas de Cárdenas era descendiente de la familia del marqués fundador de la Villa.

Vino a vivir a San Antonio en 1892. Murió el 30 de julio de 1896 junto al General Juan Bruno Zayas. Ostentaba el grado de Teniente Coronel.

Manuel Vivanco Hernández estudiaba en segundo año de Derecho Civil cuando se inició la lucha. En 1895 se fue a la manigua, participó en acciones en Pinar del Río y ostentaba el grado de Comandante.

Mariano Porto Rivero desde muy joven comenzó a conspirar. Operaba en la provincia de Las Villas y perteneció a la guardia personal de Máximo Gómez.

Manuel Sánchez Almeida se incorporó muy joven a la lucha. Participó en numerosos combates en Las Villas y concluyó la guerra con el grado de Teniente. Mención especial merece nuestra patriota insigne Rosa Robés.

Colaboradora del Club Ignacio Agramonte de Cayo Hueso. Vinculada al Partido Revolucionario Cubano, llevaba mensajes al campo insurrecto. Confeccionó la bandera que enarbolaron los patriotas habaneros en 1895.

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