Los niños son símbolos de energía, de estar en constate movimiento. La vida está algo agitada y las personas cada vez tienen menos tiempo. Estos binomios cuesta trabajo llevarlos de la mano.

La crianza de los hijos cada vez se hace más difícil, pues existen medios que pueden ayudar como los dispositivos digitales pero su uso en exceso trae consecuencias dañinas.

La edad en la que se comienza a utilizar el teléfono puede variar dependiendo de la familia, la cultura y otros aspectos personales. No obstante, sí se está observando que cada vez se empieza a usar antes.

Numerosas investigaciones exponen que los menores de hasta 5 años deben hacer un uso muy limitado de móviles y pantallas.

Tenerlos largas horas delante de una pantalla no puede sustituir jamás las expresiones de los seres humanos.

Observar los labios y los gestos cuando le hablamos es esencial para su desarrollo cognitivo.

El uso de las pantallas digitales en los menores de 5 años debe ser controlado por las familias de forma muy cuidadosa.

La razón es que en esta etapa de la infancia ocurre un significativo desarrollo físico, emocional y social.

Está demostrado científicamente que si se usan en exceso los dispositivos electrónicos en edades  precoces, puede haber afectación al desarrollo, provocando retrasos en el lenguaje, alteraciones del descanso o problemas para aprender habilidades sociales.

Cuando se hace un mal uso de las pantallas y se utilizan en exceso, pueden afectar a la salud física, mental y social de los menores.

El uso de los dispositivos electrónicos por los niños durante largas horas cada día, perjudica su desarrollo normal y les ocasiona problemas de conducta, trastorno de sueño e incluso problemas de depresión infantil y ansiedad, con riesgo de generar adicción en casos extremos.

¿Cómo saber que nuestros hijos están abusando del móvil? No atender sus responsabilidades o actividades con otros amigos, escolares o de la rutina es una de las alarmas mas frecuentes.

Su comportamiento cambia, por ejemplo, se muestra enfadado o ansioso cuando tratamos de limitar el uso del móvil u el dispositivo.

Casi no mantienen interacciones sociales en persona, y en cambio, prefiere hacerlo a través del móvil o en línea.

Guarda secretos o no dice la verdad sobre lo que hace en internet. Tiene problemas para dormir y se ha alterado su ciclo de sueño.

Está expuesto a información violenta o inadecuada. Otras de las muestras evidentes es el bajo rendimiento académico.

Qué podemos hacer como padres ante este flagelo cada vez más frecuente? Limitar el tiempo para usar las pantallas.

Es importante fijar y pactar un tiempo límite diario o semanal para emplear cualquier dispositivo electrónico, y de esta manera favorecer las relaciones sociales en la infancia. Eso sí, cuando establezcamos los límites, debemos dejarles el tiempo suficiente para realizar tareas y actividades en el exterior, y también para disfrutar de momentos de calidad con la familia. Otra medida para favorecer la comunicación y el vínculo entre padres e hijos consiste en establecer reglas para utilizar el móvil a la hora de comer, de dormir o de estar en familia. Es controlar qué hacen con el móvil.

Impulsar una comunicación abierta entre padres e hijos es el camino más correcto para la educación de los hijos en todos los ámbitos.

Olga Álvarez Suárez
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