Por: Lic. Alejandro Batista.
Los pueblos grandes despiertan fácilmente el interés de los historiadores por escribir sus historias. San Antonio de los Baños, por ejemplo, cuenta con volúmenes imprescindibles que nos remontan al pasado, salidos de las manos de Julián Vivanco, Diego González y José Rafael Lauzán.
Lo que resulta casi milagroso es encontrar que un pequeño pueblo como Vereda Nueva, tuviera la suerte de que un miembro de la Academia de la Historia de Cuba, escribiera su historia. Sobre la obra de José Rivero Muñiz y Vereda Nueva comentaremos hoy.
José Nicolás Rivero Muñiz nació en La Habana, el 21 de julio de 1887. Periodista, graduado de la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling, fue colaborador de importantes publicaciones periódicas de la época. Director de la revista Tabaco y redactor de la Comisión Nacional de Propaganda de Guerra.
Se desempeñó como Secretario General del Trabajo, consejero y tesorero del Centro Superior Tecnológico y delegado administrativo del Servicio Técnico de Salubridad Rural.
Destacado investigador del Instituto de Historia y miembro de la Academia de la Historia de Cuba, realizó viajes de trabajo a una decena de países de Europa y América.
Entre sus obras se destacan: Pequeña antología del tabaco; Las 3 sublevaciones de los vegueros en el siglo XVIII; Martí y los tabaqueros; Los cubanos en Tampa; y un referente obligado dentro de la historiografía regional cubana: Vereda Nueva, resumen histórico-geográfico-estadístico. Falleció en 1969.
Vereda Nueva, resumen histórico-geográfico-estadístico, fue publicado en 1964 por el Instituto de Historia de la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias de la República de Cuba. Se trata de una minuciosa obra que recoge el acontecer del mencionado término desde sus orígenes hasta 1958.
Cuando uno lee este libro se pregunta: ¿Qué inspiraría a un investigador ya consagrado y de prestigio como José Rivero Muñiz, a reconstruir la historia de esta localidad?
Los orígenes de esta investigación son las anécdotas y testimonios que el historiador recibió de Alejandro Placeres Pérez y Alejandro Placeres de la Nuez, y que comprobó con fuentes documentales en el Archivo y en la Biblioteca Nacional de Cuba.
En el capítulo dedicado a los orígenes del pueblo y en el referido a la formación de la Laguna de Ariguanabo, por solo citar dos ejemplos, el autor tiene en cuenta las diferentes versiones existentes al respecto: la que cuenta la tradición oral y la que pudo comprobar en los documentos. No obstante, no es su intensión demeritar una en beneficio de la otra, sino ponerlas en su justa medida, en bien de la historia local.
Rastreando los datos el historiador llega a la conclusión que fue hacia 1648 cuando apareció Corralillo Nuevo como sitio de crianza y que data de mediados del siglo XVII su transformación en poblado, en fecha posterior a la demolición del Hato de Ariguanabo.
La narración es la forma elocutiva predominante en las páginas de Vereda Nueva, resumen histórico-geográfico-estadístico, especialmente cuando Rivero Muñiz hace alusión a hechos históricos trascendentales como la represión desatada contra la Conspiración de Soles y Rayos de Bolívar, en 1823; el paso del escritor Cirilo Villaverde, el pintor francés Alejandro Moreau y el presbítero Francisco Ruiz, en su excursión a Vuelta Abajo de 1839; o la presencia de Máximo Gómez y Antonio Maceo durante la Invasión a Occidente, en 1896.
En sus páginas podemos encontrar síntesis biográfica de personalidades destacadas de la localidad, que marcaron pautas en el desarrollo económico y sociopolítico de la comarca: mambises, maestros, políticos o religiosos. Sin lugar a dudas es este libro un retrato de las épocas que aborda.
Los veredanos de entonces debieron sentirse complacidos porque no era frecuente en Cuba, encontrar un historiador entendido que removiese sagazmente en la historia de regiones que han permanecido al margen de la turbulencia político-económica de los años.
Con su obra José Rivero Muñiz incorpora a Vereda Nueva a la historia nacional escrita; ilustra al lector las virtudes de un pueblo prácticamente olvidado pero que dio los primeros mártires a la causa de la independencia.
FUENTE: Fichas en poder del autor.
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