Tres mujeres que marcaron época en Cuba 

Entre las conmemoraciones que encierra el mes de marzo está la celebración del Día Internacional de la Mujer.————————————————

Por: Lic. Alejandro Batista Martínez

Por estas fechas se recuerda el legado de importantes féminas que marcaron pautas en la vida social de nuestro país. Sin embargo, muchas de ellas permanecen en un cruel anonimato. Sobre 3 mujeres que marcaron época en Cuba, le acercamos en la sección Nuestras Historia.

Avelina Correa de Malvehy fue la primera mujer periodista cubana. Nació en Bayamo, el 15 de marzo de 1875. Con sólo 14 años comenzó a escribir en la prensa e inició las colaboraciones con el artículo Esperanza, publicado en el semanario La Habana Elegante.

Al estallar la Guerra Necesaria se trasladó a La Habana. Agobiada por la situación económica viajó a España, donde se casó con Alfonso Cao Rebollado.

El matrimonio partió hacia las islas Filipinas, donde en 1898 se produjo el levantamiento de Santo Tomás y fueron atacados por una partida de alzados.

Alfonso fue asesinado y Avelina gravemente herida. La dieron por muerta, pero recobró el sentido en el cementerio, cuando la iban a enterrar. El cabecilla del alzamiento, le perdonó la vida y se la llevó prisionera.

Un año después recobró la libertad, partió hacia Madrid y regresó a Cuba. Como testimonio de las experiencias vividas en la cárcel, Avelina empezó a escribir un libro titulado Impresiones Filipinas (páginas de una prisionera cubana), que terminó en La Habana y publicó en 1908.

Se incorporó al periódico El Mundo cobrando un salario y formando parte de su redacción. Colaboró en la revista Bohemia desde su fundación. Para entonces no existían mujeres periodistas que laborasen como profesionales, ni que fueran parte del cuerpo de redacción de ningún diario o revista.

El trabajo en una redacción por aquellos años no era nada cómodo para una mujer.

Permanecer en un ambiente masculino por excelencia, soportar la intolerancia hacia las mujeres, la subestimación hacia su talento y conocimientos, fue un acto de valentía y un mérito incuestionable.

Falleció en La Habana, el 2 de marzo de 1927, a los 52 años.

Antonia Martínez, conocida como Titina, se convirtió en la comidilla de los salones y cafés habaneros al aparecer a la vista de todos montando bicicleta.

El 12 de noviembre de 1894, un año antes la revista El Fígaro publicó una reseña de algunas matanceras que se dedicaban a montar en bicicleta, una actividad que la machista sociedad reservaba exclusivamente para los hombres.

Julia Bosch se convirtió en la primera mujer cubana fotografiada sobre uno de estos novedosos artefactos. Sin embargo, las pioneras matanceras pasaron casi desapercibidas. No así Titina Martínez que a lo largo de su recorrido recibió todo tipo de burlas, insultos, agresiones y groserías.

Fue tanta la repulsa popular que el semanario La Carta publicó en portada una seria advertencia contra todas aquellas mujeres que osaran cometer semejante acto de libertinaje y exhibicionismo.

Con el fin de la dominación española en Cuba la moda norteamericana se impuso en la Isla y pronto un gran número de mujeres comenzó a pasear en bicicleta por las calles de La Habana.

La sociedad tuvo que aceptar una actividad para nada exclusiva de un género en particular.

La villa de Guanabacoa vio nacer a Urselia Díaz Báez, el 21 de febrero de 1939. En el seno de una familia modesta se incidió su espíritu patriótico y revolucionario.

En el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana participó en manifestaciones estudiantiles, mítines y en tareas de agitación y propaganda. En compañía de su novio y compañero de lucha Antonio Briones Montoto, asistía a manifestaciones callejeras contra la dictadura de Batista. A finales de 1952 participó en una Conferencia por los Derechos de la Juventud.

Cursando el cuarto año del Bachillerato se insertó en un plan organizado por la Sección de Acción del Movimiento 26 de Julio para la lucha clandestina.

Era el 3 de septiembre de 1957 y se planeaba la ejecución de acciones simultáneas en varios sitios de la capital. El objetivo era lograr que la población no asistiera a los festejos que organizaba el gobierno para conmemorar el aniversario del golpe de Estado.

Urselia tenía la misión de colocar una bomba-reloj en el baño para mujeres del teatro América.

Debía estallar a una hora de poca afluencia de público, sin embargo el mecanismo falló y el artefacto explotó junto a ella. Las graves heridas,# sufridas le causaron la muerte. El cuerpo destrozado de la joven de 18 años fue enterrado en el cementerio de Guanabacoa.

Se convertía así Urselia Díaz Báez en la primera mujer mártir de la lucha clandestina contra el régimen batistiano.

FUENTE: Fichas en poder del autor.