Trejo, 30 de septiembre de 1930

La manifestación del 30 de septiembre constituyó la entrada combativa de los estudiantes en la gesta revolucionaria…

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Por: Lic. Alejandro Batista.

La Habana es, sin lugar a dudas, una ciudad maravillosa. Sus calles tienen grabados los nombres de centenares de jóvenes que entregaron lo mejor de sus energías en la lucha contra la dictadura.

En la intercepción de Infanta y San Lázaro, un ariguanabense se convirtió en el primer mártir estudiantil en las luchas contra Machado. Sobre los sucesos del 30 de septiembre de 1930 y su mártir Rafael Trejo González, conocerás hoy en Nuestra Historia.

Los estudiantes universitarios cubanos sufrieron en carne propia la represión de la tiranía de Gerardo Machado Morales, luego de las manifestaciones contra la prórroga de poderes de 1927. Muchos dirigentes estudiantiles fueron detenidos, otros estaban muertos y no pocos se habían exiliados. Inspirado en las enseñanzas de Julio Antonio Mella, el movimiento estudiantil volvió a la primera fila de acción revolucionaria al comenzar el curso escolar de 1930.

Durante el mes de septiembre en varias reuniones clandestinas en la Universidad de La Habana quedó constituido el Directorio Estudiantil Universitario, encargado de aglutinar a las fuerzas estudiantiles en la lucha contra el tirano. Se acordó realizar una manifestación de calle demostrativa del sentir del estudiantado cubano, que comprendería: una asamblea en el Patio de los Laureles de la Universidad contra los crímenes del régimen; la manifestación a la casa del profesor Enrique José Varona y el rompimiento de hostilidades contra la tiranía.

Se lanzaría un Manifiesto al pueblo de Cuba que condenaba los crímenes de la tiranía machadista contra obreros, estudiantes y opositores políticos. Denunciaba el asesinato de Mella, la censura, la política económica del régimen y los robos del tesoro público. Desaprobaba el incremento de la deuda pública y reclamaba la restitución de la legalidad democrático-burguesa. Abrazaba los principios de la Reforma Universitaria, desenmascarando al profesorado y a las autoridades universitarias serviles a Machado. Exigía la renuncia del Presidente de la República y evocaba a José Martí, llamando a la lucha, señalando que “los derechos no se mendigan, se arrancan”.

Los manifestantes se reunieron en el parque Eloy Alfaro, en la intercepción de las calles Infanta y 27, en La Habana, para marchar al Palacio Presidencial, pero fueron interceptados y atacados por la policía en Infanta y San Lázaro. El joven estudiante de tercer año de Derecho y Vicepresidente de la Asociación de Alumnos, Rafael Trejo González, se enredó cuerpo a cuerpo con un policía que en medio del forcejeo descargó una ráfaga de balas sobre él. El saldo final de la manifestación fue la muerte de Trejo y las heridas severas causadas al joven intelectual Pablo de la Torriente Brau y al líder obrero Isidro Figueroa.

La manifestación del 30 de septiembre constituyó la entrada combativa de los estudiantes en la gesta revolucionaria de los años treinta. Aunque el movimiento que se fraguó no tenía homogeneidad en su composición ideológica, desde entonces la rebeldía no cesaría.

En medio de la convulsa situación en la que la policía machadista se lanzó sobre los estudiantes para callar sus demandas, no era posible proseguir la contienda. Las fuerzas se dispersaron sin que los objetivos de esta tángana se pudieran consumar.

El gobierno clausuró la Universidad de La Habana, decretó la censura de prensa y dispuso el asesinato de los directores de los periódicos La Voz de Oriente y La Voz del Pueblo. La muerte del ariguanabense Rafael Trejo González, con solo 20 años, sirvió de ejemplo y estímulo en el combate. Al respecto su contemporáneo Pablo de la Torriente Brau escribió en la revista Alma Máter un enardecido llamado que decía: “Cae Trejo en las calles de La Habana. Cae no. Se levanta más alto que una estatua inmensa, y desde lo alto del pedestal, forjado por su valor y por la cobardía de sus asesinos, lanza un poderoso grito que despierta todas las conciencias dormidas”. Ese grito del estudiantado universitario cubano jamás sería callado.

FUENTE: Fichas en poder del autor.