Varios temas vinculados a San Antonio de los Baños, conocerás hoy en »Nuestra Historia».

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Por: Lic. Alejandro Batista.

La laguna de Ariguanabo constituyó, en 1774, el límite oriental de la tenencia de gobierno de Filipina. Por entonces se desempeñaba como Capitán General de la Isla, el marqués de la Torre. En el territorio que luego se nombró Pinar del Río, se introdujo el cultivo del tabaco, revitalizando una de las zonas más atrasadas de Cuba. No obstante, entre el río de Los Palacios y la laguna de Ariguanabo, quedaba un largo trecho, un tanto abandonado. En esas fértiles comarcas se fomentó la producción tabacalera. Sobre este y otros temas vinculados a San Antonio, conocerás hoy en Nuestra Historia.

Asociado a la presencia de inmigrantes españoles, sobre todo procedentes de Islas Canarias, la producción tabacalera aumenta considerablemente en Cuba. El tabaco se convierte en vehículo de una rápida colonización que sigue la ruta de los ríos. El cauce sirve de vías de comunicación y en sus proximidades aparecen los primeros grupos numerosos de población en la región occidental. Güines, Santiago de las Vegas y San Antonio de los Baños, son ejemplos elocuentes, aunque no adquieren todo su sentido.

A partir de 1761 se constituyen como unidades demográficas y políticas, ya que la Factoría de Tabacos de La Habana les lleva el comercio, los enriquece e incita a mantener comunicaciones constantes con los centros principales del comercio colonial. Esto explica que los pueblos tabacaleros de La Habana de entonces, quedarán constituidos en el siglo dieciocho, mientras los del resto de la Isla perdurarán como simples asientos rurales hasta el XIX.

Según datos estadísticos aportados por los censos de población de la época colonial, en 1859, existían en el país más de 1000 tabaquerías. En La Habana de entonces, se concentraba casi la mitad de esa cifra. San Antonio de los Baños, tenía 31 tabaquerías sin marca registrada. Esto se debe, en parte, a que tanto los talleres de Santiago de las Vegas como los ariguanabenses, servían de tributarios de las fábricas de la capital. Así, desde el siglo XVIII, se fue desarrollando el cultivo y producción del tabaco, que ha devenido en símbolo de cubanía.

No se puede hablar de los progresos de la villa de San Antonio, sin mencionar la creación de instituciones y obras de bien público. La Junta Municipal de Caridad, que tenía bajo su cuidado los hospitales y la Sociedad de Beneficencia, fue creada en 1851. El propósito de dotar de alumbrado de gas e hidrógeno a la Villa, fue aprobado en agosto de 1859.

Aceptado el proyecto del médico habanero José María Camilleri, las obras comenzaron de inmediato y fueron concluidas en 1861. ¿Sabe usted que un objeto donado por un aristócrata criollo del siglo XIX todavía funciona en este pueblo? Se trata del reloj obsequiado a la localidad por don Gregorio González Morales, Conde de Palatino. Tenía como destino el Ayuntamiento, pero fue a parar a una de las torres de la iglesia, desde donde todavía, da la hora.

Ya en la época de la República Neocolonial, hasta el año 1956, se celebraba anualmente el Día del Ariguanabense Ausente. Indistintamente dedicado a la fundación de la Villa, al Centenario del Apóstol, a los maestros, al Círculo de Artesanos o al Cuerpo de Bomberos, esta celebración reunía a centenares de hijos de esta tierra. Dicha actividad feneció debido a la represión que vivía el país y al incremento de la lucha contra la tiranía batistiana.

Dos años más tarde, espiraron los bailables en el Círculo de Artesanos y en el Centro La Luz. Las verbenas, carnavales, bailes y certámenes de belleza y simpatía, eran actividades tradicionales de gran colorido y atracción popular. Con el paso del tiempo aparecieron otras opciones, pero aquellas permanecen aún en la memoria de los ancianos.

FUENTE: Fichas en poder del autor.