‘’Mamá, cómo a mí me gustaba ese círculo infantil’’, así me dice con orgullo mi hija Daniela cuando pasamos cerca de La Flor de la Amistad. Y siempre le respondo: ‘’A mí también. Ahí te cuidaban con tanto cariño y dedicación que me iba a trabajar feliz porque sabía que te dejaba en buenas manos’’.

Y sí, hay lugares que tienen un encanto especial. Son esos lugares que se quedan como uno de los recuerdos más hermosos que hayas vivido.  Y lo confirmas –una vez más- cuando disfrutas regresar a ellos después de varios años.

El círculo infantil La Flor de la Amistad es uno de esos lugares encantadores, donde se respiraba y se respira aún   -desde que llegas hasta que te vas- un agradable aroma mezclado con esmero, pulcritud, responsabilidad, alegría, y sobre todo, amor. Hoy con la triste diferencia de no sentir tantas vocecitas y risas como en años anteriores.

Fue un encuentro rápido, al aire libre, y siguiendo todos los protocolos de salud establecidos, pero sin dudas, muy placentero. Quería conocer acerca de todo el accionar que se lleva cabo en esta institución, como en todos los círculos infantiles del Ariguanabo, durante los procesos de aseo y alimentación en aras de preservar la salud de los pequeños.

Allí pude intercambiar con la directora, la enfermera y la administradora del círculo infantil quienes laboran ininterrumpidamente, junto al resto del colectivo de trabajadores, para recibir con el cariño de siempre a esos pequeños que no tienen la posibilidad de quedarse en casa.

La directora de la institución, Yaneisi Pérez Pérez, comenzó explicándome con detalles acerca de las medidas higiénico-sanitarias de obligatorio cumplimiento dentro del círculo.

‘’Siempre hemos sido muy celosos con el tema de la higiene, imagínese ahora con la situación tan compleja que presenta el Ariguanabo.

Dada la situación epidemiológica actual, los Ministerios de Salud Pública y Educación elaboraron una estrategia encaminada a prevenir y evitar que los niños se contagien con la Covid-19. En nuestro centro controlamos desde el primer turno de la mañana, encargado de desinfectar todas las superficies. Después entran las educadoras, quienes limpian las mesas, sillas y objetos del salón pues debe estar totalmente listo antes de recibir a los niños. Para eso contamos con los productos necesarios como: jabón, detergente líquido, cloro. En algún momento quizás falló alguno, pero se ha podido sustituir por otro. Lo que nos ha golpeado un poco es la pasta dental, aunque algunos padres han colaborado’’.

Caridad Álvarez Noruega, ‘’Cary la enfermera’’, como todos la conocen, conversa sobre el proceso de recibimiento de los pequeños. ‘’Es un procedimiento riguroso. Los padres nos entregan sus niños en la recepción con sus nasobucos, pasan por el paso podálico y ponen sus manitos para el agua jabonosa. Luego le preguntamos a la familia cómo estuvo, si durmió bien o si observaron algún cambio. Inmediatamente pasan al salón con las educadoras a realizar sus actividades diarias. Durante todo el día mantenemos la pesquisa para detectar cualquier síntoma, tanto en los niños como en el personal que se encuentra laborando’’, concluye.

‘’Antes del surgimiento de la pandemia en Cuba, estaban estipulados varios procesos de aseo, continúa la directora, uno antes de la merienda y otro profundo antes de la actividad independiente. A la hora del almuerzo y por último cuando van a recibir la merienda de la tarde. Pero en estos momentos, el aseo tiene que ser constante. Los pequeños mantienen el distanciamiento, con la asesoría de las educadoras y auxiliares pedagógicas, pero son niños y necesitan jugar, por lo tanto, hay que lavarle las manos con mucha frecuencia. También somos rigurosos con los trabajadores quienes ahora extreman las medidas de higiene.

La Flor de la Amistad ha recibido numerosas visitas de la Dirección Municipal de Educación, Salud Pública y el Gobierno, así como de inspectores de Higiene, y nunca nos han tenido que señalar dificultades en cuanto al cumplimiento de las normas higiénicas’’.

Sobre el proceso de alimentación de los pequeños, refirió Yaniet Ramírez Betancourt, administradora del centro educacional:

‘’Nosotros trabajamos con el Manual de Alimentación que expone detalladamente las normativas para la planificación de la dieta y la elaboración de los alimentos de los niños de 0 a 6 años. También existen otros manuales mediante los cuales la directora prepara y capacita al personal docente y la enfermera al personal no docente.

La dieta para los niños combina proteínas, carbohidratos, grasas y energías. Vamos sumando las kilocalorías de las dos meriendas y el almuerzo hasta llegar al 110 porciento. Así podemos ir variando, en dependencia de los alimentos para cada día, pues en la semana no debemos repetir el menú. De esta forma, hemos podido mantener un balance en la alimentación de los pequeños. En el caso de un niño intolerante a un tipo de alimento, lo sustituimos por otro; por ejemplo, si no tolera los lácteos, entonces se le ofrece un jugo’’ concluye.

El nasobuco no me permitió ver su sonrisa, pero los ojos de Yaneisi reflejaron satisfacción al expresar sus últimas palabras durante este encuentro: ‘’A pesar de los momentos difíciles por los que está atravesando nuestro país, a los niños no les ha faltado el alimento. Se les ha garantizado de forma constante su dieta diaria que incluye como es habitual: carne de res, huevo, pollo, yogurt, leche, pastas, viandas, vegetales, arroz, frijoles. Esos alimentos están ahí –siempre- reservados para nuestros niños’’.

Muchos temas se le quedaron a esta reportera por profundizar, pero regresaré. Me encantaría seguir exhibiendo con orgullo cuánto se trabaja en estas instituciones, tanto en el Ariguanabo como en toda la Isla, a favor de la salud, la educación y el bienestar de nuestros niños.