Por Alejandro Batista Martínez
FUENTE: Fichas en poder del autor.
Un placer reencontrarnos en este espacio para divulgar la historia. La idea inicial de celebrar el Día de las Madres nació en los Estados Unidos.
Fue Julia Ward Howe, quien en 1872 lo celebró como Día de la Paz y posteriormente como Día de las Madres en la ciudad de Boston.
No obstante, el verdadero impulso vendría de la estadounidense Anna Jarvis, quien el segundo domingo de mayo de 1907, en la ciudad de Filadelfia, conmemoró el tercer aniversario de la muerte de su madre, una destacada activista comunitaria.
Sobre los orígenes de la celebración del Día de las Madres en Cuba ya le acercamos en este encuentro con nuestras raíces.
El Día de las Madres se convirtió en celebración oficial del Estado de Pensilvania en 1910. Cuatro años más tarde la fecha fue incluida en el calendario federal de los Estados Unidos.
Como peculiaridad ese día se entregaba un clavel rojo a quienes tuvieran la madre viva y uno blanco en caso contrario.
En abril de 1921, luego de haber ganado el puesto de Concejal del Ayuntamiento de La Habana, el periodista Víctor Muñoz presentó una moción para la celebración del Día de las Madres en la capital.
La petición fue aceptada y a este cronista deportivo se le atribuyó la paternidad de dicha celebración en Cuba. No obstante, las investigaciones sucesivas han demostrado que tal aseveración no es cierta.
La iniciativa primera de acoger esta conmemoración en tierras cubanas proviene de un grupo de intelectuales asociados al Centro de Instrucción y Recreo de Santiago de las Vegas, inspirados en la iniciativa de la norteamericana Anna Jarvis y en el artículo Mi Clavel Blanco, publicado por Víctor Muñoz en el periódico El Mundo, a principios de 1919.
El 9 de mayo de 1920, en el teatro del Centro de Instrucción y Recreo de Santiago de las Vegas, se efectuó el primer homenaje.
A la entrada, una pareja de jóvenes obsequiaba a los invitados claveles que exhibían en sus vestidos o camisas.
En la velada brotaron de labios infantiles los versos de José Martí a su madre y un joven declamó el poema A mi madre, de Diego Vicente Tejera.
También alzó su voz Francisco Simón, quien semanas antes había enviado una carta a Víctor Muñoz informándole de la iniciativa que llevarían a cabo el segundo domingo de mayo de 1920.
Según revelaciones del periódico Prensa Libre, en su edición del 11 de mayo de 1958, los miembros de la Logia Masónica Los Perseverantes de Puerto Padre acordaron, en la sesión del 2 de mayo de 1920, celebrar una fiesta por el Día de las Madres en esa población oriental.
Dicho acto se efectuó, sin pretenderlo, el mismo día que el de Santiago de las Vegas.
Coincidencia histórica aún sin constatar, que hace que ambas localidades compartan la gloria de haber instituido el Día de las Madres en la Mayor de las Antillas.
El 7 de julio de 1927, por iniciativa del representante a la Cámara Pastor del Río la celebración se convirtió en ley de la República de Cuba.