Alejandro Batista Martínez
FUENTE: Fichas en poder del autor.
En su artículo Músicos, poetas y pintores decía José Martí, citando a Emerson: “La verdadera novela del mundo está en la vida del hombre y no hay fábula ni romance que recree más la imaginación que la historia de un hombre bravo que ha cumplido con su deber”.
Sobre la vida y obra de tres ariguanabenses destacados en esas artes, le acercamos en este encuentro con nuestras raíces.
Maruja Sánchez Cabrera nació en Vereda Nueva en 1927.
Debutó profesionalmente como violinista en la Orquesta de la Sociedad Popular de Conciertos.
Dos años después se incorporó a la Orquesta Filarmónica de La Habana.
Fue fundadora de la Orquesta Sinfónica Nacional y de la Orquesta de Cámara de La Habana. Integró los cuartetos de cuerdas Nuestro Tiempo y Amadeo Roldán. Fue concertino de la Orquesta del Gran Teatro de La Habana.
Desde 1982 y hasta su fallecimiento escribió y dirigió programas en CMBF Radio Musical Nacional. Recibió numerosos premios en los concursos de la Radio Cubana. A su experiencia musical se debe el libro Orquesta Filarmónica de La Habana 1924-1959.
Realizó numerosas colaboraciones en revistas especializadas, folletos, memorias de temporadas y catálogos de conciertos.
Por su disciplina y entrega cotidiana al trabajo, se convirtió en ejemplo para quienes la conocieron. Falleció en La Habana en 1996.
José Marichal Negrín nació en el barrio de Govea, en San Antonio de los Baños, el 14 de octubre de 1899, en el seno de una familia de pequeños agricultores arrendatarios, cultivadores de tabaco y frutos menores.
Hijo de padre canario y madre cubana, escuchó décimas y cantos guajiros desde los primeros años de su niñez, por lo que no es de extrañar que sus primeras espinelas aparecieran a los 12 años.
Asistió a la escuela pública del barrio hasta el segundo grado, pues tuvo que abandonar los estudios regulares para dedicarse a los más duros trabajos del campo, cooperando así con la precaria economía doméstica.
Contaba unos 17 años cuando tuvo su primer encuentro con el ágil improvisador Patricio Lastra, de gran renombre por las sitierías de La Salud, Quivicán, Bejucal, San Antonio de los Baños y Güira de Melena.
Los asistentes a la canturía se admiraron de cómo aquel joven campesino pudo sostener controversia con tan afamado contrincante.
Se inició así la fama como cantor campesino de quien pasaría a la historia como El Sinsonte de Govea.
Orlando Suárez Suárez nació en Vereda Nueva, en 1926.
Con 21 años participó en el Salón del Círculo de Bellas Artes y en el del Liceo Artístico y Literario de Regla.
En 1948 realizó su primera exposición personal en el salón de los pasos perdidos del Capitolio Nacional.
Llegó a ser director artístico de la revista Triángulo y publicó el ensayo titulado Martí racionalista.
En los años 50 viajó a México, donde conoció a los representantes del muralismo mexicano.
Después del triunfo de la Revolución Cubana se desempeñó como asesor de Artes Plásticas de La Habana.
Publicó La Revolución en la pintura mural.
En 1961 asistió a la reunión donde Fidel Castro pronunció sus Palabras a los Intelectuales. Fue delegado al Primer Congreso de Artistas y Escritores cubanos.
Asumió la dirección del Departamento de Artes Plásticas en la Dirección de Cultura de la provincia de La Habana, hasta 1968. Invitado por David Alfaro Siqueiros llegó a México, con beca en su taller de Cuernavaca.
Publicó Itinerario del muralismo mexicano desde el siglo ocho hasta 1969.
De regreso a La Habana se incorporó como profesor de Historia del Arte en la Escuela Nacional de Instructores de Arte.
De su pincel salieron emblemáticos murales como el ubicado en el Liceo de Guanabacoa, que inmortalizaba la imagen de José Martí hablando a los tabaqueros.
Su obra Alboradas de la Revolución, en la pared exterior del salón de espera de la Terminal de Ómnibus Nacionales, recibe y despide a los viajeros.
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