Se debe comenzar temprano este tipo de entrenamientos y convertirlos en tareas habituales, sin actuar de forma esquemática pretendiendo identificar como gravedad cualquier signo asociado a fallas en la memorización en las vejeces.
Aunque los olvidos tienen razones diversas y acontecen en cualquier edad, en muchos casos las fallas no están en la memoria sino en la calidad de la atención y es que en ocasiones hay demasiados estímulos a la vez, hay multitareas, se vive a prisa en la contemporaneidad y además todas las cosas no interesan de igual forma.
Generalmente los entrenamientos cognitivos usados para favorecer el recuerdo se tornan directivos, mecánicos y poco atractivos, por ejemplo la repetición de palabras y números para comprobar la cantidad que se memoriza, son tareas que pueden ser rechazadas en cualquier edad, si no se incorporan diferentes variantes que las hagan disfrutables y para que las personas no se sientan devaluadas.
Es necesario trabajar en esta dirección con creatividad y de manera flexible. Una de las alternativas podría estar basada en cambiar el orden secuencial de rituales y actividades cotidianas haciéndolas en orden inverso a lo habitual, por ejemplo lo vinculado al despertar o bañarse, el autoimponerse el uso de cubiertos o cepillado de dientes con la mano contraria y hasta caminar un recorrido determinado al revés, con cuidado. Se puede trabajar la literatura y otros contenidos de arte, el deporte o cualquier área del conocimiento.
Distinguir entre varias sonoridades propiciadas al mismo tiempo en varios dispositivos, si fuera posible y tratar de concentrarse en escuchar sólo una de ellas, hacer uso de opciones menos entrenadas como ejercitar la sensibilidad táctil utilizando los pies y no las manos, ni otros receptores para identificar así objetos, frutas , superficies, texturas, legumbres y otras variantes.
Trabajar la memoria afectiva asociado a determinados vínculos , sonoridades o imágenes que sugieren la evocación puede ser útil.
Otros ejercicios pueden estar asociados a la memorización de la ropa utilizada determinado día de la semana, a lo que se hizo en algún horario, qué comió en el almuerzo hace dos días, en qué terminó la teleserie que sigue.
Son sólo algunas ideas, entre otras que pueden surgir de la iniciativa personal y grupal cercana. Entrenar lo cognitivo temprano desde la prevención resulta esencial y también que sirva de alerta la identificación de pobreza de motivaciones e intereses que hay que hacer crecer a cualquier edad, para dar salud y fortaleza a estos procesos.
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