M.S.c Alejandro Batista Martínez

FUENTE: Historia Colonial Ariguanabense, de José Rafael Lauzán.

Hoy en el espacio que dedicamos a recordar pasajes de nuestra historia, nos acercaremos al origen de la célebre Taberna del Tío Cabrera. ¿Fue este establecimiento el punto de partida para el fomento de la Villa?

Joseph Cabrera nació en 1725 en Islas Canarias. Conocido por Tío Cabrera construyó junto al río Ariguanabo una taberna de madera y guano con un gran colgadizo. Algunos historiadores fijan la existencia de dicho establecimiento entre los años 1775 y 1780. Todo parece indicar que a partir de la persecución de los vegueros en 1723 se venían fomentando pequeños conucos en las tierras realengas junto al río, en los que se cultivaba tabaco y otros frutos.

Cuando se promovió el expediente que concedió el título de Marqués de Montehermoso a Don Agustín de Cárdenas, en 1765, ya existía un caserío bastante disperso con el nombre de San Antonio Abad o San Antonio del Ariguanabo. Entre los argumentos presentados por Agustín de Cárdenas para que se le concediera el título de Marqués de Montehermoso estaba el de que trató que vecinos del caserío de San Antonio Abad se agregasen a la conjura contra los ingleses que tomaron La Habana en 1762.

Ya en 1745 en documentos oficiales se menciona este disperso caserío. Teniendo en cuenta estos argumentos el historiador José Rafael Lauzán Rodríguez llegó a importantes conclusiones. Hacemos una pausa y regresamos para dárselas a conocer.

Según Lauzán los primeros que se avecindaron en las márgenes del río Ariguanabo fueron los vegueros que huyeron de las persecuciones de los españoles en 1723. La segunda conclusión a la que arribó el historiador es que ninguno de ellos podía estar presente en 1804 cuando los vecinos declararon en el pleito con Santiago de las Vegas.

En tercer lugar cuando Tío Cabrera montó su taberna ya el corte de madera había rebasado Alquízar y se había incrementado el tráfico por el Camino Real de Vuelta Abajo. La cuarta y más importante conclusión de Lauzán fue que la existencia de la taberna consolidó la permanencia de quienes ya se habían establecido y aumentó el interés para los que con posterioridad se fueron avecinando en San Antonio de los Baños.

Tío Cabrera se autotituló como el decano de los vecinos y tenía mucha razón en ello. Los otros vecinos más viejos estaban establecidos fuera del área que se convirtió en villa. Dentro del terreno que se había asignado a la fundación de la Villa del Ariguanabo solo habían cuatro vecinos: los isleños Joseph Cabrera, Tiburcio Carrasco y Antonio Suárez, así como el murciano Juan Antonio Pollato.

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