Por: Lic. Alejandro Batista.
Durante la etapa colonial se construían, en las orillas de los caminos, tabernas destinadas a abastecer a los transeúntes. Esos establecimientos tenían una gran importancia para los viajeros, pues en ellas encontraban alimentos y cama. En muchos casos dichas entidades fueron responsables de la formación de algunos pequeños caseríos y asentamientos, como es el caso de San Antonio de los Baños.
Por el año de 1760 se inició el corte de madera en la hacienda de Rancho Boyeros. Una década más tarde las obras de desmonte llegaron al interior del Hato Ariguanabo y en 1775 se encontraban en Alquízar. Estas labores posibilitaron el aumento del cruce por el camino real. El tráfico de maderas verdes, para la construcción de barcos de guerra, motivó al isleño Joseph Cabrera, a poner una taberna en medio del bosque recién talado cerca del río.
Con el fin de vender aguardiente y víveres a quienes cruzaban por el camino y a los pocos vecinos que habitaban las tierras realengas junto al río Ariguanabo, surgió la Taberna del Tío Cabrera. Las tabernas coloniales, por lo general, tenían las mismas características.
Independientemente de la forma y el tamaño que tuviera la casa, no faltaban en ella un pozo y una ceiba. Algunas de ellas se mantienen actualmente como bodegas de campo o tiendas del pueblo. En el caso de la villa de San Antonio quedaron dentro del núcleo poblacional 2 de ellas: la Taberna del Tío Cabrera y la de La Punta de Rosa.
A mediados del siglo XVIII con la extracción de maderas preciosas para la construcción de barcos, aumentó el tránsito por el Camino Real de Vuelta Abajo o camino de La Habana. Esto determinó el establecimiento de una taberna para ofrecer licores y alojamiento a quienes por allí transitaban. Se llamó Taberna del Rey, pues las obras que realizaban los labriegos que transitaban por allí eran para el monarca español. Esta taberna, dio nombre al barrio que después fue designado como Govea y durante la guerra de independencia fue reducida a cenizas.
Algo similar ocurrió en la zona de Guachinango. Allí laboraban en el desmonte los hacheros de los alrededores y centenares de esclavos procedentes de México, que entre ellos se apodaban guachinangos. Surgió así la Taberna del Guachinango, en 1750, en la bifurcación del camino que viniendo de Vereda Nueva dirige un ramal hacia Caimito y otro a la zona de la laguna Ariguanabo.
LOC: La existencia de la Taberna de la Punta de Rosa fue anterior a la fundación de la Villa. Estaba situada en el camino de Vuelta Abajo, en el lugar donde convergen los caminos de Güira de Melena y Alquízar. El establecimiento además de la venta en el mostrador, contaba con habitaciones, fonda, valla de gallos, alquiler de caballos y otros servicios al viajero.
Varios de los personajes ilustres que visitaron San Antonio durante el siglo XIX se alojaron en esa taberna. Su ceiba desapareció bien entrado el siglo XX y el pozo se conserva tapiado, pues por él pasa la corriente subterránea del río. Convertida sencillamente en establecimiento comercial, aún conserva su nombre original.
FUENTE: Fichas en poder del autor.
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