El 23 de febrero de 2015 fallecía uno de los impulsores del arte del Mimo y de la pantomima en Cuba, Julio Capote Cao. Este artista, nacido en San Antonio de los Baños, fue un hombre de teatro, creador y pedagogo incansable.

Sus inicios se remontan al año 1961 cuando se vinculó al teatro como alumno de la Escuela Nacional de Instructores de Arte y posteriormente realizó su servicio social en Pinar del Río.

Desde la zona más occidental de Cuba desplegó con una intensa actividad artística y educativa en todos los géneros teatrales y realizó su primer recital como Mimo. Desde entonces, fue un ferviente defensor y enamorado del arte del Mimo y el valor que pudo alcanzar la pantomima en Cuba, en gran parte se debe a su trabajo y esfuerzo.

Desde el Consejo Nacional de Cultura, comenzó a divulgar este arte con la creación del Conjunto Mimo Clan con el que viajó por todo el país; y más adelante en el Consejo Nacional de las Artes Escénicas.

Corría el año 1971 y Julio Capote llegó a la gran pantalla. Es entonces cuando funda el Grupo de Pantomimas de la Televisión dirigido, sobre todo, a la programación para niños. Este espacio posibilitó que el género se consolidara y llegara a un importante número de espectadores.

En la década del 80 Capote pasó a formar parte del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, insertándose en el sistema teatral cubano. Con el teatro Mimo Clan desarrolló una singular estética que le valió reconocimientos internacionales.

Fue también profesor del Instituto Superior de Arte y de la Escuela Nacional de Arte. Varias generaciones de actores de renombre en el país bebieron de la savia de este artista de nuestro pueblo. Los Cuenteros es, sin dudas, el mejor legado de Julio y Graciela González, que hoy continúa su hija Malawi.

Desde su fundación, en 1969, quienes han formado parte de esta travesía titiritera, fueron y son protagonistas de numerosas historias contadas desde la imaginación y la creatividad de un conjunto de artistas de pueblo, esencia del grupo.

Hoy, la inmensa labor desplegada por Julio Capote constituye material de estudio para agrupaciones teatrales, danzarias, titiriteras y circenses. El pueblo ariguanabense continúa, desde su profesionalidad y legado, respirando teatro y poesía.

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