Por: Alejandro Batista Martínez

FUENTE: Internet. Fichas en poder del autor.

Las guayaberas son prendas de vestir masculinas que cubren la parte superior del cuerpo, ya sea con mangas cortas o largas, adornadas con alforzas verticales, y a veces, con bordados.

Llevan bolsillos en la pechera y en los faldones. Se fabrican en tejidos de algodón, lino, seda o en telas sintéticas.

Las guayaberas finas constituyen una vestimenta de etiqueta en los países tropicales. Suelen ser portadas en ceremonias solemnes.

Estas prendas también se conocen en el resto de países hispanoamericanos como Chacabanas o Guayabana.

Sobre la historia de esta prenda de vestir en Cuba le acercaremos en este encuentro con nuestras raíces.

No se cuenta con una historia confiable que narre el origen de la prenda, sin embargo, casi todas las versiones coinciden en que su comienzo está en la Cuba colonial.

Se dice que en 1709 arribó a Sancti Spíritus un matrimonio conformado por los andaluces José Pérez Rodríguez y Encarnación Núñez García.

Un buen día el matrimonio recibió una pieza de tela de lino, procedente de España.

José pidió a Encarnación que le confeccionara camisas sueltas, de mangas largas, para usar por fuera del pantalón y con bolsillos grandes.

La mujer acometió el encargo y a los pocos meses aquellas prendas se popularizaron en la comarca.

Esta versión del surgimiento de la guayabera, no deja otra alternativa que ponerla en duda.

Otra de las hipótesis refiere que un inmigrante español en el siglo XVIII montó una sastrería en la villa de Sancti Spíritus, donde vendía camisas largas con bolsillos cómodos para guardar tabacos, es decir, una prenda similar a la actual guayabera.

La primera denominación fue Yayabera, por usarse en la zona del río Yayabo. Pero se dice que los labriegos acostumbraban acopiar guayabas y a guardarlas en sus grandes bolsillos, de ahí que cambiara pronto el nombre por el de Guayabera.

Nicolás Azcárate fue elegido por Güines como delegado a la Junta de Información de Madrid.

Sus electores le organizaron una fiesta en 1866 a la que asistieron los campesinos de la zona con clásicas guayaberas de botones de nácar y sombreros de jipijapa.

Fue la chamarreta, una prenda de faldillas y mangas estrechas, y no la guayabera la que utilizaron nuestros mambises en sus luchas contra España.

Conste que el Ejército Libertador carecía de uniforme y cada cual se vestía como podía.

En las fotografías del mambisado cubano ninguno aparece en guayabera.

Esteban Pichardo, en su Diccionario provincial casi razonado de voces cubanas, de 1875, no recoge la palabra guayabera.

Tampoco la menciona Manuel Martínez Moles en su Vocabulario del espirituano.

Aparece en la novela Leonela, de Nicolás Heredia, publicada en 1893.

De Cuba la prenda pasó a Yucatán y los mexicanos se convirtieron en grandes productores de guayaberas.
Los asiáticos le arrebataron la supremacía, elaborándolas en Japón y Taiwán.

Las guayaberas son descendientes directas de las camisas.

Por muy bien confeccionadas y vendibles que resultan en el mundo, no pasan de ser imitaciones de una prenda genuinamente cubana.

La palabra guayabera, como cubanismo, aparece por primera vez en el Vocabulario cubano de Constantino Suárez, de 1921.

La prestigiosa diseñadora María Elena Molinet precisa que el nacimiento de la guayabera no es obra de una sola persona.

Surgió de dril caqui en la década de 1920 y diez años más tarde comenzó a confeccionarse de hilo.

En los años cuarenta conquistó La Habana. Con el ascenso al poder de Ramón Grau San Martín, en 1944, la guayabera entró en el Palacio Presidencial.

Todavía falta averiguar a partir de cuándo se convirtió en prenda elegante que, bien almidonada y planchada, se podía llevar sin corbata.

Con el triunfo de la Revolución la guayabera se convirtió en símbolo de la burocracia y fue desapareciendo hasta que, recientemente, se popularizó su uso como prenda oficial.

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