Por Alejandro Batista Martínez

FUENTE: Fichas en poder del autor.

Un placer reencontrarnos en este espacio para divulgar la historia.

Máximo Gómez Báez era dominicano de nacimiento pero cubano de corazón. Por su escritura parecía que lo hacía encima del caballo y con la punta del machete.

En su literatura de campaña y su epistolario se mezclan la rudeza del caudillo y la nobleza del hombre. Tenía honradez de palabra, elevación de ideas y propiedad de forma, por lo que su obra resultó valiosa y fidedigna de las epopeyas que contó. Sobre escritores le acercaremos en este encuentro con nuestras raíces.

Enrique Piñeyro y Barry nació en La Habana, el 19 de diciembre de 1839. Cultivó con éxito el campo de la historia. Analítico y razonador en los diversos problemas que enfocó, en sus obras vibró el patriotismo. Autor de El conflicto entre la esclavitud y la libertad en los Estados Unidos. La más importante de sus monografías fue Cómo acabó la dominación de España en América, impresa en 1908.

Maestro en el arte de la biografía aportó Morales Lemus y la Revolución Cubana, San Martín y Bolívar y Vida y escritos de Juan Clemente Zenea, por solo citar algunos. Nacido en 1848, Vidal Morales y Morales fue un escritor erudito, consagrado a la crítica y a la bibliografía. Se especializó en el período de las luchas independentistas. Son célebres sus obras Iniciadores y primeros mártires de la Revolución Cubana, Hombres del 68 y Nociones de Historia de Cuba.

Otro especialista en la Guerra Grande fue Fernando Figueredo Socarrás, amigo y compañero de Carlos Manuel de Céspedes. El camagüeyano perpetuó sus recuerdos de la gesta en el volumen La Revolución de Yara.

El habanero Rafael Montoro Valdés, nació en 1852. Admitido como miembro de la Academia de la Historia fue príncipe de las tribunas hispanoamericanas y fiel defensor del autonomismo.

Juan Gualberto Gómez Ferrer nació en Matanzas en 1854. Patriota, revolucionario, político, orador, polemista y periodista, consagró su vida a servir a la causa de la independencia nacional. Participó en la redacción de la Constitución de 1901 y de la Ley Electoral republicana.

Otro matancero, Martín Morúa Delgado, cultivó la novelística y el periodismo. Nacido en 1856, aportó datos y observaciones para la historia de la política nacional.

El español José Miró Argenter, sin escribir jamás un verso, fue el poeta épico de la Guerra Necesaria. Fungió como Jefe del Estado Mayor del General Antonio Maceo. En medio de los combates y las penurias del campo insurrecto, fue urdiendo sus Crónicas de la Guerra.

Emeterio Santovenia Echaide nació en Mantua, Pinar del Río, en 1889. Juicioso anotador y depurador de hechos, su contribución a la historia de Cuba es valiosa y cuenta una veintena de títulos publicados. Miembro de número de la Academia de la Historia de Cuba y correspondiente de algunas academias extranjeras.

Se distinguió por la sencillez, precisión, conciencia crítica y el amor a la verdad. Participó en la redacción de la obra en diez tomos Historia de la Nación Cubana, publicada en 1952. Consagrado desde su adolescencia al cultivo de la historia patria la producción historiográfica de Miguel Ángel Carbonell Rivero también fue abundante. Entre sus textos se destacaron Evocando al Maestro y Cuba y sus luchas por la independencia.

Entre los prosistas cubanos del siglo XIX que hemos destacado en este espacio no podía faltar un ariguanabense. Matías Duque nació en esta ciudad, el 22 de agosto de 1869. Se graduó de Bachiller en el Colegio de Belén y de Médico en la Universidad de La Habana. De amplias ideas liberales, comulgó con los ideales martianos.

Tanto en la manigua como en la República prestó valiosos servicios a la patria. Colaboró en periódicos y revistas habaneras. Su bibliografía médica fue numerosa. Para los niños escribió el texto Nuestra Patria.

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