Por: Lic. Alejandro Batista

Durante años Alexander Graham Bell fue considerado el padre del teléfono. Sin embargo, Bell no fue el inventor de ese aparato, sino solamente el primero en patentarlo. El 11 de junio del 2002 el Congreso de Estados Unidos, en un acto de justicia histórica, le reconoció el invento a Antonio Meucci.

En 1871 Meucci solo pudo, por dificultades económicas, presentar una breve descripción de su invento pero no formalizar la patente ante la Oficina de Patentes de Estados Unidos. Sobre este y otros temas históricos curiosos conversaremos en la mañana de hoy en este encuentro con nuestras raíces.

Cuba ocupa un lugar privilegiado en la historia de la telefonía. El inventor italiano Antonio Meucci realizó en La Habana, en 1849, los primeros experimentos telefónicos conocidos, antes de que Alexander Graham Bell le disputase la paternidad del invento. Poco menos de dos años después de que en Estados Unidos le concedieran a Bell la patente de invención del teléfono, se pusieron a prueba en Cuba dos de sus aparatos.

La casualidad, curiosa, hizo que desde un cuartel de bomberos de la capital cubana se efectuara la primera llamada telefónica en idioma español. Fue el doctor Juan Musset, vicepresidente del Cuerpo de Bomberos del Comercio de La Habana, el protagonista de esta historia, ocurrida el 2 de noviembre de 1877. Juan Musset conversó por teléfono durante casi una hora con su esposa. Ante periodistas y personalidades del Gobierno, demostró públicamente la eficacia del funcionamiento del invento telefónico en nuestro país.

Mediante un alambre muy fino con 2 cajitas de 10 pulgadas de largo, 5 de ancho y 3 de alto en los extremos, pudo además escuchar a su hija tocar el piano en la sala de su casa. Así ocurrió la primera conversación telefónica en lengua española de la que se tiene noticias en la historia de las telecomunicaciones en Iberoamérica, en un momento crucial de la historia de Cuba. En San Antonio de los Baños la Compañía Telefónica de La Habana instaló las primeras 50 posiciones telefónicas en 1913.

 Evaristo Valdés murió en San Antonio de los Baños en 1872. Impresor de los famosos periódicos cubanos El Faro Industrial y Gaceta. Editor de otros múltiples medios de prensa en las principales localidades del Occidente cubano, como Guanajay y San Antonio de los Baños. El periódico El Faro Industrial, de La Habana, se editaba en 1841 y su primer director fue don José María de Cárdenas. En 1848 pasó a José Arboleya y al año siguiente asumió su dirección José Quintín Suzarte. En él se publicaron trabajos relativos a San Antonio de los Baños y su jurisdicción, por eminentes cubanos de la época. Por su contenido, fue suprimido por el gobierno colonial español en 1851. El Tiple se convirtió en el primer periódico de Guanajay, bajo la dirección de Vélez Herrera.

 El Ariguanabo, por su parte, fue el primero de su tipo en San Antonio de los Baños y su imprenta la primera que llegó a la Villa. Su primer número vio la luz el sábado 3 de agosto de 1861. La redacción estaba a cargo de José Agustín Quintero, insigne cubano, autor de una de las mejores poesías patrióticas escritas en la Isla: El banquete del destierro.

 La Corona de Guadalupe era publicado, impreso y dirigido, en 1859, por Evaristo Valdés. Este incansable editor también dio vida a El Destello, en la Villa Blanca de Guanajay. Tenía frecuencia semanal y estaba bajo la dirección de Julio Rosas. El Lucero apareció en 1864 y fue el segundo de su tipo en la localidad de San Antonio de los Baños.

El nombre de Evaristo Valdés se inscribe en la historia de la prensa cubana como un célebre impresor de los primeros periódicos de varias localidades del Occidente cubano. Recordarlo es una manera de homenajear a los miembros de la Unión de Periodistas de Cuba en vísperas de su congreso.

FUENTE: Fichas en poder del autor. Apuntes históricos sobre San Antonio de los Baños.

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