El sabio que encontró la muerte en San Antonio

Por: Lic. Alejandro Batista.

San Antonio de los Baños era un poblado en desarrollo a mediados del siglo XIX. Se expandían en la zona la industria cafetalera, el azúcar y el tabaco. En ese contexto fijó su domicilio en la Villa del Ariguanabo Tranquilino Sandalio de Noda Martínez. Sobre la vida de este sabio vueltabajero, radicado por estas tierras, conocerás en este encuentro con nuestras raíces.

Alternando con estancias en Pinar del Río, Tranquilino Sandalio de Noda estableció su domicilio en San Antonio de los Baños en 1839. En la casa de su tía Lutgarda Martínez permaneció hasta 1852, cuando se convirtió en su residencia oficial. El hogar estuvo situado en Santa Catalina, entre Retiro y Soledad, actualmente calle 66, entre 31 y 33. Buscaba el intelectual permanecer cerca de su casa en La Habana de intramuros, para poder cumplir con las funciones gubernamentales otorgadas en la capital.

Noda había sido designado al frente del sistema de estadística nacional. A solo unos meses de vivir en San Antonio la Sociedad Patriótica de La Habana le encomendó una misión especial, en 1840. Tranquilino debía relacionarse con los organizadores de las futuras diputaciones patrióticas de Cárdenas, Cienfuegos y Sagua la Grande.

Aprovechando la oportunidad encomendada, estableció una diputación patriótica en la región más occidental de la Isla. Gracias a sus gestiones surgió la Sociedad Económica de Guanajay. Francisco Calcagno catalogó esta etapa de la vida de Noda como muy intensa por la variedad de aportaciones realizadas al fomento de la Vuelta Abajo.

Un meticuloso estudio sobre la laguna de Ariguanabo y los Análisis sobre los sistemas higiénicos e hidrográficos de San Antonio, le ganaron prestigio en el mundo académico a Tranquilino Sandalio de Noda Martínez. Tuvo a su cargo el trazado de los planos de San Antonio para la confección del Registro General de Propiedades Rurales.

En 1850 publicó en el Diario de La Habana varias crónicas sobre nuestra localidad. En 1863 se retiró, por enfermedad, a su casa en San Antonio de los Baños. Aunque desmejorado, escribió para el periódico El Labrador, dos secciones sobre agricultura, tituladas: Cartas desde mi chocita y Ocios de un guajirito.

Antes de encarar la muerte, utilizó la sala de su casa como aula para impartir clases, de forma gratuita, a niños pobres e hijos de esclavos y negros libres. A pesar del estado avanzado de sus males, escribió un Diario de enfermo. Los ataques de asma fueron haciéndose más frecuentes e intensos y los dolores causados por la enfermedad de la gota eran irresistibles. Todo ello lo llevó a la inmovilidad y de ahí a la muerte, acaecida el 27 de mayo de 1866 en la Villa del Ariguanabo.

El 5 de diciembre de 1899, el Ayuntamiento de San Antonio de los Baños, acordó bautizar al antiguo Paseo de Pérez Capote, el nombre de Paseo de Noda. Dicho parque se convirtió en el malecón a orillas del río Ariguanabo, ubicado entre la actual calle 54 y la línea del ferrocarril.

Quince años después el teniente Quijano y los directivos de la Biblioteca Nacional solicitaron al Ayuntamiento colocar una placa de mármol en la casa en que murió Noda. Esta distinción no se pudo realizar porque para entonces la casa había desaparecido.

FUENTE: Tranquilino Sandalio de Noda: El sabio vueltabajero; de Jorge Freddy Ramírez.

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