El Pacto de Miami

El 14 de diciembre arribaba al campamento rebelde el miembro de la Dirección Nacional del Movimiento, Armando Hart.

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Por: Lic. Alejandro Batista.

A mediados de octubre de 1958 la estrategia reformista para contener el avance de los rebeldes en la Sierra Maestra obtuvo su primer y último resultado práctico. En Miami se iniciaron las conversaciones para la constitución de la llamada Junta de Liberación Cubana, integrada por el Partido Auténtico, la Federación Estudiantil Universitaria, el Partido Ortodoxo, el Directorio Revolucionario, la Organización Auténtica, el Partido Demócrata, el Directorio Obrero Revolucionario y el Movimiento 26 de Julio, cuya representación se arrogaba Felipe Pazos sin autoridad para ello. Sobre el Pacto de Miami conocerás en la sección Nuestras Historia.

Desde su llegada a Estados Unidos, Felipe Pazos había comenzado a maniobrar con las organizaciones insurreccionales y partidos oposicionistas para la constitución de un órgano de unidad, atribuyéndose dicha responsabilidad como firmante del Manifiesto de la Sierra Maestra. En sus mal intencionadas gestiones logró convencer a algunos responsables del movimiento en el exilio.

De esa manera, el primero de noviembre de 1958 se dio a conocer, aprovechando la convención anual de la Sociedad Interamericana de Prensa que se celebraba en Washington, el pretendido pacto de unidad. El 20 de noviembre Fidel castro, con un reducido grupo de combatientes, se ponía en marcha al encuentro de Raúl, que con su pelotón permanecía emboscado en Minas de Frío, conoció todo lo referente al infame pacto. Raúl advirtió indignado que el movimiento ha caído ingenuamente en una torpe emboscada politiquera.

Semanas después, el 14 de diciembre, cuando el grueso de la columna guerrillera permanecía emboscada en la zona de La Jeringa, arribaba al campamento rebelde el miembro de la Dirección Nacional del Movimiento, Armando Hart, que iba a entrevistarse con el jefe rebelde. Fidel puso a consideración de Hart el borrador de una carta que días atrás había comenzado a redactar.

El texto denunciaba públicamente el denominado Pacto de Miami que ponía en serio peligro el futuro de la Revolución, al tratar de presentar dichos acuerdos como una alternativa razonable a la dictadura, creando con ello la expectativa de una solución moderada. El importante documento, redactado por Fidel, estaba dirigido a los representantes de los partidos y organizaciones opositoras firmantes del Pacto de Miami señala que, luego de un año de lucha contra la tiranía, prácticamente solos, resultaba difícil para los miembros del Movimiento 26 de Julio comprender la legitimidad de tales acuerdos.

Después de repudiar la componenda y desautorizar a los que han firmado el documento en nombre del Movimiento, enjuiciando duramente tanto el procedimiento como la representatividad de dichas organizaciones, Fidel pasó a cuestionar las bases mismas del pacto, algunas de las cuales inaceptables. En primer lugar, la omisión del punto que impugnaba todo tipo de intervención extranjera y el rechazo a todo tipo de Junta Militar.

Además, algunos aspectos esenciales no presentes en el mencionado pacto, como acordar una estrategia definida de lucha, pues a su entender existía una lamentable subestimación de la importancia que desde el punto de vista militar tenía la lucha en la Sierra Maestra. Asomaba en dicha maniobra el intento de desviar el camino revolucionario emprendido por el pueblo hacia una dirección reformista agradable a ciertos intereses imperialistas y oligárquicos cubanos.

Ante las manifiestas ambiciones de politiqueros como Carlos Prío reafirmaba Fidel Castro: «la dirección de la lucha contra la tiranía está y seguirá estando en Cuba y en manos de los combatientes revolucionarios». Concluye Fidel el importante documento con firmeza: «Y sólo sabemos vencer o morir. Que nunca será la lucha más dura que cuando éramos solamente doce hombres, cuando no teníamos un pueblo organizado y aguerrido en toda la Sierra, cuando no teníamos como hoy una organización poderosa y disciplinada en todo el país, cuando no contábamos con el formidable respaldo de masas evidenciado con la muerte de nuestro inolvidable Frank País. Que para caer con dignidad no hace falta compañía».

FUENTE: Boletín Revolución, de la Oficina de Asuntos Históricos, diciembre de 2017.