Por: Alejandro Batista Martínez

Graduada como maestra en el Instituto Pedagógico Antón Makarenko, del plan de formación Minas-Topes-Tarará, Doris Hernández Martínez ha dedicado más de cuarenta años a la enseñanza de la Lengua Española.

Durante su trayectoria laboral se ha desempeñado como maestra primaria, directora de escuela y metodóloga municipal.

La Universidad de Ciencias Pedagógicas Rubén Martínez Villena la tuvo dentro de su claustro como profesora instructora.

En la Escuela de Formación Emergente de Maestros Primarios Vicente Pérez Noa y en la Escuela Pedagógica Abel Santamaría Cuadrado, fungió como profesora principal de Metodología de la Enseñanza de la Lengua Española. Impartió clases en la Academia Provincial de Artes Plásticas Eduardo Abela.

Es Máster en Ciencias de la Educación y como internacionalista, contribuyó a la formación de maestros en la República de Angola.

Del quehacer investigativo de Doris Hernández Martínez surgió el cuaderno de actividades para la asignatura Elementos Metodológicos de la Enseñanza de la Lengua Española, que se utilizó en todas las escuelas de formación emergente de maestros primarios de Cuba. Es, además, coautora de los cuadernos de Ortografía para quinto y sexto grados de la educación primaria.

Como parte del tercer perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación, trabajó en la elaboración de los nuevos programas y textos de Lengua Española.

Es merecedora de la Distinción por la Educación Cubana, de la medalla Rafael María de Mendive y del Premio Especial del Ministerio de Educación de la República de Cuba.

Acogida desde hace algún tiempo a la jubilación, Doris vive firmemente decidida a continuar aportando lo mejor de sí a la formación de las nuevas generaciones.

El mayor reconocimiento que recibe a diario esta maestra ariguanabense, es el cariño de sus estudiantes, la admiración de sus compañeros y la eterna gratitud de las diversas generaciones formadas por ella.

Nacido en febrero de 1948, Segundo Borges Pérez, comenzó su labor docente en 1969.

Graduado como oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, integró el claustro de la Escuela Interarmas General Antonio Maceo, durante 30 años.

Cursó estudios de postgrado en la Academia de las FAR General Máximo Gómez, en la especialidad de Mando Táctico Operativo. Su dedicación a la superación fue permanente.

Cursó diversos estudios de postgrado e impartió decenas de ellos. Se desempeñó como tutor de trabajos científicos estudiantiles e integró diversos tribunales de exámenes estatales.

Incorporado al Instituto Superior Pedagógico Rubén Martínez Villena, de la entonces provincia de La Habana, ocupó la jefatura del departamento de Preparación para la Defensa.

Al crearse la Universidad de Artemisa pasó a formar parte de su claustro fundador.

Recordar a Segundo Borges Pérez es saldar una deuda de gratitud con un maestro ejemplar.

Con un profundo dominio de las disciplinas de Seguridad Nacional, Defensa Nacional y Educación Patriótica, sus clases eran realmente amenas y productivas.

Siempre tuvo una preocupación por la capacitación del claustro y del estudiantado en materia de la defensa e inculcó a sus discípulos los preceptos de la guerra de todo el pueblo.

Como combatiente internacionalista en la República de Angola, sabía que sudor que se derramara en tiempos de paz, sería sangre ahorrada en la guerra.

Será siempre recordado no solo por sus enseñanzas, sino también por su carisma y buen trato. Nada lo espantaba. Hasta en los momentos más difíciles afloraba su sonrisa.

Hombres como él demuestran que la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.