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Donde la luz se apaga, la solidaridad se enciende

En estos días que hemos vivido con el apagón, la oscuridad ha envuelto nuestras calles y nuestros hogares. Pero, ¿qué es lo que ha iluminado nuestras vidas en medio de la dificultad? La respuesta está en el corazón de cada cubano: la solidaridad.

A pesar de las largas jornadas sin electricidad, la sonrisa no se ha apagado en los rostros de nuestra gente. Hemos visto cómo la comunidad se ha unido para apoyarse mutuamente.

Vecinos compartiendo sus baterías portátiles, generadores eléctricos, y hasta sus alimentos con quienes más lo necesitaban. Jóvenes organizando puntos de carga para celulares, y familias compartiendo sus espacios para que otros pudieran cargar sus equipos y mantenerse conectados.

En estos momentos difíciles, la creatividad y la solidaridad brotaron con más fuerza que nunca.

Las calles se llenaron de juegos de mesa, conversaciones al aire libre, canciones a la luz de las velas, de lámparas recargables, y un sinfín de iniciativas que demuestran que la esperanza no se apaga, incluso en la oscuridad.

Hemos visto cómo la solidaridad trasciende las barreras de la edad, la raza, el género y la condición social. En estos momentos, todos somos cubanos, todos nos necesitamos, y todos nos apoyamos.

Este espíritu de unidad y ayuda mutua es la verdadera fuerza de Cuba. Es lo que nos ha permitido superar momentos difíciles en el pasado y es lo que nos permitirá salir adelante en el futuro.

En la oscuridad, hemos visto brillar la luz de la solidaridad cubana.

Es un recuerdo de la fuerza que reside en nuestra gente, y es una esperanza para el futuro. ¡Gracias, Cuba, por tu solidaridad!

 

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