Alejandro Batista Martínez

FUENTE: Fichas en poder del autor.

La Protesta de Baraguá fue una contundente respuesta al Pacto del Zanjón. La paz que España ofreció a los cubanos no significó la independencia de la Isla ni la abolición de la esclavitud. Este hecho, protagonizado por Antonio Maceo y los mambises que le acompañaron, tiene una importante significación patriótica. Sobre la Protesta de Baraguá ya le acercamos en este encuentro con nuestras raíces.

Los cubanos lucharon heroicamente por su independencia durante diez largos años, en condiciones difíciles. Aspiraban entonces al logro de sus objetivos cuando las autoridades españolas decidieron ofrecerles un acuerdo de paz. Un solo detalle hizo dudar a los mambises encabezados por Antonio Maceo Grajales. La paz del Zanjón no incluía la independencia de Cuba ni la abolición de la esclavitud. Por tal motivo el Titán de Bronce concertó una entrevista con el general español Arsenio Martínez Campos. Acampados en Mangos de Baraguá, el 15 de marzo de 1878, los insurrectos le hicieron saber al futuro Capitán General de la Isla su decisión. No aceptar la paz propuesta y continuar la lucha. Los mambises elaboraron una nueva Constitución de la República de Cuba en Armas y eligieron un gobierno provisional. Así, el 23 de marzo, las fuerzas del Ejército Libertador rompieron las hostilidades y permanecieron asediando a los iberos hasta el mes de julio de 1878.

Maceo libró una serie de combates victoriosos y aplastantes contra las fuerzas españolas. Reducido a su condición de jefe de una parte de las tropas de la provincia de Oriente, el negro Maceo No pudo contar naturalmente con el apoyo de todos los combatientes revolucionarios, porque desgraciadamente todavía entre muchos combatientes y dirigentes subsistía el prejuicio reaccionario e injusto. Por eso, aunque Maceo salvó la bandera, salva la causa y sitúa el espíritu revolucionario del pueblo naciente de Cuba en su nivel más alto, No pudo, pese a su enorme capacidad y heroísmo, seguir manteniendo aquella guerra y se vio en la necesidad de hacer un receso en espera de las condiciones que le permitiesen reanudar otra vez el combate.

La Protesta de Baraguá enseñó a los cubanos que los principios en los que uno cree y los que uno defiende, nunca son negociables. Demostró la firmeza de ideas y la intransigencia revolucionaria de Antonio Maceo y sus compañeros. Mantuvo en alto la bandera de la Revolución y representó la decisión de continuar la lucha. Marcó el momento del ascenso a la dirección revolucionaria de los representantes de los sectores más populares de la sociedad cubana. A 145 años de aquel histórico suceso, Cuba sigue siendo un eterno Baraguá.

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