Ella es María Julia Hernández Arias, ariguanabense que se desempeña como trabajadora social, sobre cómo llegó a esta profesión y los pasos en este camino nos cuenta:

Cuando estudiaba en el preuniversitario en el campo Cuba Socialista desarrollaron un proceso de captación del cual fui seleccionado para iniciar mi preparación como trabajadora social en la escuela de Cojímar. Allí nos dieron asignaturas como Psicología, Comunicación Social  y otras que no fueron más que las herramientas para desarrollar nuestra labor. De este curso logré resultados que  me llevaron a obtener Título de Oro y lo más importante fue la graduación, recuerdo bien en el teatro Carlos Marx, en la que participó nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro y que en esa ocasión entregó los títulos de graduados a los mejores estudiantes.

Una vez ya en el municipio siendo muy joven me asignaron la tarea de atención a  las personas con discapacidades. Una tarea muy linda se empezaba a visitar casa a casa y en ese entonces impactaba mucho que fuera una labor realizada por jóvenes llenos de entusiasmo pero a la vez de gran sensibilidad humana. Hicimos también un mano a mano con especialistas de genética donde llegamos a personas que se sentían muy sensibles y que formaban parte también de nuestra sociedad.

En casi 20 años muchas han sido las labores en el trayecto, participé en la Misión de Combustible en la provincia de Guantánamo con resultados y reconocimientos, de regreso a territorio continúe con todo tipo de labor, en el Sistema de Atención  la Familia, los niños de la Tarea Victoria que tienen a su mamá o papá recluido, al adulto mayor, a personas con necesidades especiales y vulnerables. Es un trabajo que me ha dado muchas experiencias.

Hoy trabajo en el área del Consejo Popular Este Rural, donde resido de manera integral atendiendo a todo el que lo necesite y requiera ayuda.

Para mí ser trabajadora social lo es todo. Ser esa persona que ayuda a los demás tener esa sensibilidad y solidaridad con el que te rodea me llena el alma y enriquece mi espíritu, porque soy muy humana y me gusta ponerme en el lugar de las personas y esa es realmente nuestra función acompañar a cada miembro de la familia para lograr que se siente útil y reconocido en la sociedad.