“La Tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”. Así nos alerta un proverbio indio y es un consejo que todos los habitantes del planeta debemos seguir.
Las aguas marítimas y terrestres, el aire y los árboles son imprescindibles para el sostenimiento de la vida, y de su protección depende el futuro de la especie humana. Sin embargo, la deforestación causa serios daños a los bosques a lo largo del mundo.
La sociedad cubana promueve un desarrollo sostenible y apuesta por el uso racional de los recursos naturales, pero en Cuba los incendios forestales ocurridos en varias reservas naturales han ocasionado en lo que va de año, severas afectaciones a la flora y la fauna.
Las causas del fenómeno van desde condiciones naturales propias del territorio, hasta los errores cometidos en el manejo de las áreas boscosas.
La reforestación es una vía para recuperar los daños a la naturaleza. Existe un plan de posturas que serán producidas por medio de la tecnología tradicional en bolsas de polietileno.
También existen programas priorizados en los viveros para mantener la población de que se encuentra en peligro de extinguirse. Otra alternativa es remover la tierra y regar de forma adecuada.
En el 2021 se aprobó como Paisaje Natural Protegido el Valle del Río Ariguanabo, en San Antonio de los Baños. Según Javier Yraola Rodríguez, miembro de la organización no gubernamental «Fundación Ariguanabo», resulta de vital importancia reforestar los alrededores del río, para disminuir los arrastres de sedimentos hacia el cauce y concientizar al sector agrícola para mejorar el manejo de los suelos.
Según Yraola Rodríguez, otras labores impulsadas por la Fundación incluyen cursos de Educación Ambiental con los niños ariguanabenses, limpieza del sector urbano del río, elaboración de un inventario biológico de las especies de esa área, zonificación de la vegetación en su cauce y geolocalización de las principales fuentes contaminantes.
Los esfuerzos ya se materializan en el rescate de La Quintica, El Bosquecito, El Ojo de Agua y la zona conocida como El Paso del Soldado.
Cuando visite esos lugares, recuerde que no son suyos. Sus descendientes nacidos y los que aún usted no conoce, le hicieron un préstamo.
Entonces, cuídelos, consérvelos para ellos y para las futuras generaciones que merecen un hogar limpio y seguro para vivir. Usted y yo sabemos que vale la pena.
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