Por: Alejandro Batista Martínez

FUENTE: Fichas en poder del autor

La Villa del Ariguanabo se ha caracterizado históricamente por su riqueza cultural y ha sido cuna de importantes figuras, con renombre en la cultura nacional. En la época de la República Neocolonial continuó siendo el Círculo de Artesanos centro de las actividades culturales del municipio. Sobre el desarrollo cultural de San Antonio de los Baños, conversaremos en este encuentro matutino con nuestras raíces.

El Círculo de Artesanos fue sede de la primera exposición colectiva de caricatura personal en Cuba, en 1915 y tuvo como protagonistas a los ariguanabenses Manuel Alfonso Descalzo y Eduardo Abela Villarreal. En esta institución se fundaron revistas, se promocionó el teatro y la declamación, la oratoria y se introdujo la novedad del cine. Fue prestigioso por sus bailes, con las más afamadas orquestas e intérpretes de la época.

Por sus salones y teatro desfilaron importantes figuras de la cultura local y nacional como el pintor Rubén Suárez Quidiello y los escultores Teodoro Ramón Blanco, Florencio Gelabert y Rita Longa. Se propició además el paso de variadas y valiosas obras de arte, dadas las estrechas relaciones con el Círculo de Bellas Artes de La Habana. Papel importante en el desarrollo de la cultura lo desempeñó la música. En este arte se destacaron agrupaciones, bandas y solistas como el ariguanabense Fernando Collazo, protagonista de la primera filmación sonora cubana, el corto musical Maracas y Bongó.

También son de resaltar Elizardo Campos, músico y director de la Banda Municipal, y René Álvarez, director e intérprete de afamadas orquestas cubanas. Otra de las expresiones culturales de las masas lo es el repentismo, género cultivado en el territorio y en el que se destacaron José Othón López, José Calixto Marichal Negrín y Ángel Miguel Valiente Rodríguez.

Dentro de las Artes Plásticas vale resaltar el desarrollo de la línea humorística a manos de los caricaturistas ariguanabenses. Es en este período nacieron dos importantes personajes que rápidamente quedaron convertidos en símbolo del pueblo y más tarde alcanzaron fama internacional: el Bobo y el Loquito.

El primero salido de la creatividad de Eduardo Abela Villarreal, simboliza las protestas contra la tiranía de Gerardo Machado, mientras que el segundo, creado por René de la Nuez, representa la rebeldía contra la dictadura de Fulgencio Batista. Otra de las figuras descollantes dentro de la plástica ariguanabense y la promoción de la cultura de la Villa fue Rubén Suárez Quidiello.

En 1938 presentó su primera exposición personal de paisajes y 15 años después obtuvo el Premio Nacional de Pintura. Un rasgo significativo de su obra es haber plasmado rincones de su San Antonio natal.

Especial mención merece la prensa ariguanabense. Más de cien publicaciones periódicas, desde los tiempos de la colonia, enriquecieron nuestro patrimonio escrito. En los albores de la República Neocolonial vieron la luz 24 de Febrero, Nueva Era y el humorístico El Zorro Viejo.

Las publicaciones de más larga duración fueron la revista Punto y Coma, por más de 20 años, dirigida por Rogelio Pérez, Rogeliú, y el periódico La Tribuna, de Benito González. El soporte fundamental del desarrollo de la prensa ariguanabense fue la existencia de numerosas imprentas en la localidad.

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