Para que terminen los años malos 

Más allá de los análisis macroeconómicos, el problema del ciudadano común es cómo llegar a fin de mes.

—————————————————–

-¡ Qué ganas de que acaben los años malos! – comentaba mi vecina Graciela – creo que ya lo merecemos.

El comentario de mi vecina expresa el sentir de muchos cubanos, máxime cuando por el titular del ramo y viceprimer ministro de la República de Cuba Alejandro Gil Fernández, en el trabajo en comisiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que en el 2023 no se lograron los propósitos económicos previstos.

Durante las sesiones salió a relucir el término estanflación. ¿Qué significa esta palabra? Según la Real Academia de la Lengua Española, esta es la definición: Situación de estancamiento económico, con aumento del paro y de la inflación.

Considero que la noticia no es nueva, aún desconociendo la palabra. En el año 2022 disminuyó el poder adquisitivo de los salarios, con un incremento de las privaciones en los hogares; tampoco es novedoso el aumento del proceso inflacionario, pues cada día asistimos al alza de los precios que amenaza con ser imparable.

Sí, estimado lector, más allá de los análisis macroeconómicos, que son imperiosos y oportunos, el problema del ciudadano común es cómo llegar a fin de mes, pagar facturas de servicios básicos: teléfono, corriente, y asegurar cada día un plato en la mesa, además de calzarse, vestirse, y hasta salir a pasear, que mucha falta hace.

Opino que el pluriempleo es una de las opciones para aliviar esta situación, porque dos salarios no alcanzan para cubrir los gastos de una casa. Es ahí donde el sector privado se vuelve la mejor alternativa al alcance de la mano, y volvemos a las tesis marxista de que el hombre piensa como vive y al carácter primario de la materia: El hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte y religión.

En estos tiempos no puede asombrarnos que profesionales guarden sus títulos universitarios por empleos de dependientes en una paladar, cantineros, cocineros y hasta parqueadores,  con los cuales pueden dar solución, con cierta amplitud, a las necesidades propias y de la familia.

En el plano individual, ellos ganan con esa decisión, pero el país, pierde. Además,  la empresa estatal socialista no se divisa como el sector que guíe hacia soluciones definitivas.

La medida que con mayor rapidez pudiera impactar sobre los altos precios es la de eliminar a los intermediarios de cualquier naturaleza, también influirá que los “encadenamientos” no sean compras al por mayor, que deriven en un agujero en la billetera de quien tenga que pagar por ello.

Creo que recuperar la economía del país es una imperiosa necesidad, pero en tanto los indicadores macroeconómicos pierden el color rojo, desde las estructuras locales hay que laborar para que esos números repercutan con menos fuerza en el bolsillo del cubano de a pie y, para alegría de mi vecina Graciela, culminen para siempre los años malos.

Janet Pérez Rodríguez
Últimas entradas de Janet Pérez Rodríguez (ver todo)