La Constitución de la República reconoce la igualdad de todos los ciudadanos.

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Hoy nuestro planeta enfrenta grandes desafíos como el incremento de la desigualdad y la pobreza, a causa del injusto orden internacional; el aumento de los efectos del cambio climático, que compromete la vida de las generaciones presentes y futuras; la proliferación del odio, la xenofobia, la intolerancia contra las minorías; y la politización, selectividad y manipulación en el tratamiento de los derechos humanos.

En este complejo escenario, Cuba ha ratificado en múltiples ocasiones su invariable compromiso con la promoción y protección de todos los derechos humanos para todas las personas, con su carácter interdependiente e indivisible.

Con este fin, avanza soberanamente en el proceso de fortalecimiento de su marco jurídico e institucional, como parte de la actualización del modelo de desarrollo económico y social, y tras la proclamación de la Constitución de la República. En ella se expresa, en su Artículo 41: «El Estado cubano reconoce y garantiza a la persona el goce y el ejercicio irrenunciable, imprescriptible, indivisible, universal e interdependiente de los derechos humanos, en correspondencia con los principios de progresividad, igualdad y no discriminación.

Su respeto y garantía es de obligatorio cumplimiento para todos. Mientras otros actores internacionales promueven guerras, golpes de estado y el tratamiento politizado y selectivo de los derechos humanos contra gobiernos que no se pliegan a sus intereses hegemónicos, nuestro país ha ratificado instrumentos internacionales en esta materia y se ubica dentro del grupo de estados miembros de la ONU con mayor número de ratificaciones de este tipo.

Frente al bloqueo impuesto por el Gobierno de Estados Unidos, que viola los derechos humanos de todo un pueblo, Cuba continuará ofreciendo su cooperación solidaria a nivel internacional e inmersa en la construcción de una sociedad cada vez más justa, libre, democrática, solidaria, próspera y sostenible, guiada por el ideal de José Martí: «Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre», y también por aquella frase de Fidel del 21 de enero de 1959: «La Revolución Cubana se puede sintetizar como una aspiración de justicia social dentro de la más plena libertad y el más absoluto respeto a los derechos humanos»

La Constitución de la República reconoce la igualdad de todos los ciudadanos y la prohibición de la discriminación. La Carta Magna es una de las garantías que disfrutan los cubanos y destaca el sentido de justicia social que puede alcanzarse desde las instituciones, pero también en la práctica cotidiana.

En ella se señala la materialización de todos los derechos no solo políticos y civiles, sino los derechos económicos, sociales y culturales, vistos en su universalidad y su integralidad. Garantiza los llamados derecho de tercera generación, aquellos definidos como el derecho al desarrollo, a la paz, a la vida, que son negados de manera continua y flagrante en otros países, como por ejemplo el genocidio que comete Israel contra el pueblo palestino.

En nuestro país disfrutamos de manera integral y real de todos esos derechos, incluido el derecho al desarrollo, algo primordial para cualquier sociedad pero en particular para la cubana, que aspira a la mayor justicia social posible.

Fuente: (Cubaminrex-Granma)

Eleanet Vidal Arteaga