En una cálida noche de abril, un niño se acurruca en su cama, y escucha los cuentos que su padre teje con palabras. Historias de princesas delicadas y patitos desdichados, de emperadores vanidosos y soldaditos valientes. En esos relatos, la imaginación del pequeño florece, alimentada por los sueños que trae la noche y el calor de la voz paterna. El autor de los cuentos es Hans Christian Andersen, el hombre que regaló al mundo un universo de historias que perduran hasta nuestros días.

Cada 2 de abril, celebramos el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, un homenaje al legado de Andersen, en su natalicio. Pero más allá de la efeméride, este día nos invita a reflexionar sobre el poder transformador de las historias, sobre cómo los cuentos pueden moldear nuestra percepción del mundo, nutrir nuestra empatía y encender la llama de la creatividad en los corazones jóvenes.

Andersen, un visionario incomprendido en su tiempo, fue capaz de ver la belleza en lo aparentemente insignificante, y de encontrar la magia en lo cotidiano. Sus cuentos, en un inicio criticados por su supuesta crudeza, son en realidad espejos que reflejan las complejidades de la condición humana: la búsqueda de la identidad, el anhelo de aceptación, la lucha contra la adversidad. El patito feo, la sirenita, el soldadito de plomo… personajes que, a pesar de sus desventuras, nos enseñan valiosas lecciones sobre la resiliencia, el amor y el valor de ser uno mismo.
Pero el legado de Andersen no se limita a sus cuentos más famosos. Su obra completa es un tesoro de poemas, obras dramáticas y novelas que exploran la condición humana con una sensibilidad única. Sus viajes por el mundo, sus estudios en Copenhague y su contacto con la cultura moderna fueron moldeando su visión artística, que se refleja en cada una de sus creaciones.

Y en este día especial, no solo celebramos a Andersen, también a todos aquellos que, como él, dedican su vida a crear mundos imaginarios para los más jóvenes. Hoy recordamos con cariño a los ariguanabenses Ana Núñez Machín y Sandalio Camblor, y extendemos un saludo afectuoso al escritor bejucaleño Omar Felipe Mauri, guardianes de la fantasía, arquitectos de sueños que inspiran a las nuevas generaciones a explorar, a imaginar, y a creer en la magia de las palabras.

Porque al final, como diría el propio Andersen, «la vida misma es el más maravilloso de los cuentos de hadas». Y los libros, son las puertas que nos abren a ese mundo mágico, donde todo es posible y donde los sueños, como las estrellas, brillan con luz propia. Que este 2 de abril sea una invitación a abrir un libro, a leer un cuento, a dejarnos llevar por la imaginación y a celebrar el poder eterno de las historias.