16 de octubre de 1953, en Santiago de Cuba, tuvo un punto culminante el proceso judicial marcado por la causa 37, relacionada con los hechos del 26 de julio de ese año, es decir, el ataque a los cuarteles Moncada, en la entonces capital oriental, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo.

El juicio había comenzado el 21 de septiembre de 1953. Pero Fidel sería juzgado y condenado ese día de octubre. En esa ocasión, convertido en su propio defensor, denunciaría ante el tribunal todas las ilegalidades, las violaciones de las leyes, por las arbitrariedades que, casi sin excepción, fueron acatadas por quienes debían impartir justicia, pero que su verdadero papel consistía en la obligación de condenar a los revolucionarios y apañar a los criminales.

En esas condiciones adversas se enfrentó Fidel a las acusaciones. Y en tal situación pronunció su alegato de autodefensa, conocido posteriormente como La historia me absolverá, palabras que cerraron su brillante pieza oratoria.

Se pedía para el joven revolucionario la pena de 26 años de cárcel. Pero nada amilanó a Fidel. En su alegato destruyó las mentiras y calumnias de los representantes de la tiranía. Denunció los crímenes y torturas contra los asaltantes; puso al desnudo la inconstitucionalidad del gobierno batistiano y argumentó el derecho del pueblo a rebelarse contra ese oprobio.

Con claridad, Fidel expuso los males políticos, económicos y sociales que padecía el país, a la vez que enumeró las principales medidas que adoptaría la revolución triunfante, con definidos objetivos conocidos más tarde como El Programa del Moncada, sobre cumplido en los primeros años del triunfo.

Terminado el acto de auto defensa de Fidel, vino la sentencia.

-Acusado doctor Fidel Castro Ruz, tenga la bondad de ponerse de pie. Fidel se incorporó y escuchó erguido y sereno estas palabras:

-De acuerdo con la solicitud del señor fiscal este tribunal le ha impuesto 15 años de prisión… ha concluido el juicio”.

Los esbirros y criminales, los políticos corruptos, creyeron que ese era el sepulcro de la revolución. Pensaron que, encerrando a personas, encerrarían ideas. Pero se equivocaron.

El 26 de julio de 1953, fue un hito en la historia cubana. Ese día marca el inicio de la última etapa de lucha de nuestro pueblo por su libertad e independencia.

Eleanet Vidal Arteaga