‘’El 4 de agosto de 1901 en el Ariguanabo acordaron honrar la memoria de José Martí’’

Los homenajes martianos en Cuba comenzaron con el inicio de la época republicana. Desde los primeros momentos de la independencia de Cuba de España, prácticamente todos los municipios y pueblos de la Isla nombraron una calle con su nombre.

En San Antonio de los Baños la actual avenida 41 fue seleccionada para llevar el nombre de nuestro Héroe Nacional, a inicios del siglo XX. De igual manera el conocido Parque Central lleva su nombre.

El 4 de agosto de 1901 los representantes del Ayuntamiento de la localidad celebraron una asamblea pública en el Círculo de Artesanos, donde se acordó honrar la memoria de José Martí.

Al día siguiente se acordó colocar un retrato del héroe en el Salón de Sesiones y contribuir a la suscripción para el mantenimiento de Leonor Pérez, encabezada por el Alcalde Antoñico Vivanco con tres centenes. Más adelante.

El 28 de enero de 1936 quedó inaugurado el primer busto de José Martí en el parque central, obra del escultor Benito Paredes.

En el año 1900 en La Habana se organizó un concurso público con el fin de seleccionar la personalidad cubana a la cual se le dedicaría el primer monumento conmemorativo republicano, en sustitución de la estatua de la Reina Isabel Segunda.

La encuesta popular decidió que fuera consagrado a Martí. Fue así que, en 1905, se le erigió en el Parque Central de La Habana, una esfinge, cuyo costo también se sufragó por suscripción pública.

A partir de 1900 la figura de José Martí se convirtió en objeto de devoción popular. En 1926 se celebró su natalicio primera vez como fiesta nacional y fue declarado feriado.

El investigador Ricardo Hernández Otero afirma que la figura de José Martí fue utilizada incluso con fines de propaganda mercantil, por ejemplo, las grandes tiendas de La Habana dedicaron sus vidrieras a Martí en esa fecha.

En los años XX del siglo pasado, período de crisis y gran efervescencia social, la obra y el legado martiano se puso a relieve. Se conoció más sobre su figura y se escribieron sus biografías.

Para la ensayista e investigadora Carmen Suárez, la percepción de Martí se construyó a través de una pluralidad de discursos, de una manera muy coral, con todas las ambigüedades, contradicciones y perversidades que en ocasiones eso trajo.

En la pluralidad de voces sobre José Martí en esta etapa de la historia se destacó una capa culta de la población: los intelectuales, maestros, creadores y profesionales que potenciaron el estudio sistemático de su vida y obra a medida que avanzaba el siglo.

Todas las generaciones que entraron en la vida cívica cubana durante el siglo XX tuvieron a Martí como artífice. Cada una, desde situaciones y condicionamientos diferentes. Cuando la generación del XXV se acercó a Martí, buscaba pulir su arista independentista.

Cuando la generación del centenario se enfrentó a la tiranía de Batista, a un siglo exacto del natalicio del Apóstol, quería homenajear al hombre que le dijo a Máximo Gómez, a pesar del respeto que sentía por él: «¡Un pueblo no se funda, ¡General, como se manda un campamento!»

Un grupo de aquellos jóvenes asaltó una fortaleza militar y comenzó la lucha contra Fulgencio Batista en nombre de Martí, a la que se sumaron cubanos de diversos sectores, en el llano y en la Sierra, hasta obtener el triunfo definitivo, en 1959.