Eliseo de Jesús de Diego y Fernández Cuervo, fue hijo del asturiano Constante de Diego González. Creció hasta los 9 años en la finca Villa Berta en Arroyo Naranjo, pueblo cercano a la Habana. En 1926 viajó con su familia por Francia y Suiza. Eliseo consideraba este viaje clave en su formación poética.

En 1986 obtuvo el Premio Nacional de Literatura de Cuba, por el conjunto de su obra. Además de publicar obras propias, muchas de las cuales fueron aclamadas por la crítica. A Diego se le deben también traducciones y versiones de las más importantes figuras de la literatura infantil en el mundo.

Su poesía, siempre entintada de relatos oníricos que se entremezclan con la realidad y que trata temas como la trascendencia, a pesar de la muerte o la soledad, es un desafío de palabra a lo efímero de la vida. Gabriel García Márquez lo definió como uno de los más grandes poetas de la lengua castellana. Los temas que trata este escritor reflejan su complicidad con el tiempo y sus textos son el reflejo de su época.

Eliseo dialoga con una realidad que palpa entre sus manos y permanece por la profundidad y su estilo que pareciera escribir para todos los tiempos. El lector en sus creaciones se encuentra una lírica de exquisito vuelo poético, una narrativa que reúne memoria, realidad y sueño en un mismo cuerpo literario. No en vano es considerado una de las grandes figuras de las letras cubanas del pasado siglo.

Fue, según él mismo se calificara, un hombre religioso y para él los mitos de su religión, por llamarlos con un nombre apropiado, no le asustaba llamarlos así y están internados en la realidad. Eliseo expresó que mientras uno vive la infancia, vive como en el paraíso. Después empiezan a surgir las ambiciones, a veces turbias, se hace uno hombre o mujer y empiezan a aparecer esas cosas que se van alejando de la niñez.

Mientras fue niño vivía en la poesía. No tenía necesidad de escribir. Después empezó a sentir nostalgia de lo que le faltaba. Él creyó que el escribir verdadera poesía es siempre señal de una falta en vez de una riqueza. El ser humano siente que carece de algo y trata de suplirlo a través de la poesía. De esa manera no hay por qué enorgullecerse de ser un poeta, sino aceptarlo como un hecho y tratar de hacerlo lo mejor posible.

El alcance y dimensión de la obra de Eliseo ha sido tal que no solo los homenajes por su centenario en el año 2021 tuvieron lugar en Cuba. Otras naciones del mundo como México, Estados Unidos y España, se sumaron a esta fecha.

Pienso que la obra de Eliseo Diego se mantiene vigente a pesar del tiempo. Su peculiar manera de concebir su creación literaria, unida a la singularidad de sus textos y especialmente su poemario, lo colocan por siempre en un lugar cimero de nuestra cultura.

 

Dayamí Tabares Pérez
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