La implementación del comercio electrónico y la bancarización en Cuba, impulsados como pilares fundamentales para el desarrollo económico, se enfrentan a una realidad frustrante y contradictoria en el sector privado. Las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPymes) y los trabajadores por cuenta propia, con entusiasmo, han adoptado herramientas como el uso del código QR para facilitar los pagos electrónicos a sus clientes. Sin embargo, la promesa de eficiencia y modernización se diluye ante frecuentes excusas, como: «Ya no podemos aceptar más transferencias por hoy».

Esta limitación, a menudo justificada con explicaciones vagas sobre «límites diarios» o «problemas técnicos», levanta interrogantes sobre la viabilidad real del pago electrónico en estos negocios. ¿Acaso se impone un techo invisible a las operaciones electrónicas de los llamados emprendedores privados?

Un ejemplo concreto: la cafetería «El Buen Sabor», una pequeña iniciativa familiar en el centro del municipio invirtió en la implementación del código QR y promovió activamente el pago electrónico entre sus clientes. Sin embargo, a menudo en aras de recaudar la moneda física, ya que cuando van a adquirir muchos de los productos que venden no les permiten que sea virtual, se ven obligados a rechazar transacciones electrónicas después del mediodía, frustrando a los clientes, quienes nos vemos limitadas compras y la capacidad de obtener un servicio moderno y eficiente.

La falta de claridad y la inconsistencia en la implementación del pago electrónico socavan la confianza en el sistema. Algunos dueños de negocios niegan la posibilidad de pagar electrónicamente, buscando que opten por el efectivo, perpetuando un ciclo que dificulta la bancarización y frena el desarrollo del comercio electrónico.

Es fundamental que las autoridades financieras y bancarias aborden esta problemática con transparencia y determinación. Se requiere una revisión exhaustiva de las políticas y regulaciones existentes, eliminando barreras innecesarias y garantizando que los negocios privados cumplan lo dispuesto, para que los clientes tengan acceso a las mismas condiciones y oportunidades que en el sector estatal en materia de pago electrónico.

Desde mi punto de vista pesar de este panorama desafiante, no podemos perder la esperanza en el potencial transformador del comercio electrónico y la bancarización para el desarrollo económico de nuestro país. La solución reside en la colaboración entre el sector público y el privado, en la creación de un entorno regulatorio claro y favorable, y en la inversión en infraestructura tecnológica que permita una implementación eficiente y equitativa del pago electrónico para todos. Solo así podremos desbloquear el potencial del sector privado y construir una economía más moderna, inclusiva y próspera para todos los cubanos.

Deja una respuesta