Hoy en día los valores humanos van en descenso. Es preocupante esto que sucede a nivel mundial. Educar en valores es esencial e imprescindible en cualquier etapa de la vida, pero cobra especial relevancia en edades más tempranas. Los valores hacen que las personas nos comportemos tomando las decisiones adecuadas sin producirnos daño a nosotros mismos ni a la gente que nos rodea.
Practicar con el ejemplo es el camino por donde debemos transitar. Los padres son el espejo de los hijos y viceversa. Por eso valoramos que es una cuestión de actitud, y la base de trasferir ciertos valores empieza en los entornos más cercanos del niño como la familia o la escuela.
Teniendo en cuenta que debemos adaptarnos a las características y necesidades de cada niño, podemos empezar desarrollando la autoestima, empatía y sensibilización en relación con los problemas de los demás, para ir fomentando desde los primeros años de vida el respeto de los valores. El castigo no siempre es la herramienta más educada para que los niños realicen los actos apropiados. Es mejor mostrarles lo correcto mediante el ejemplo. Lo que se impone se repudia, así se manifiesta en el ser humano.
Una de las acciones que debemos hacer para fomentar los valores en nuestros pequeños es leer historias y cuentos, en los que se muestra los valores que posee el protagonista. Los cuentos son significativos, sobre todo, en la época de la infancia. Los niños siempre quieren parecerse al héroe/protagonista de la historia. De ahí que, si éste adopta conductas positivas, quieran ser como ellos y adoptar esos valores.
Dar ejemplo: no sirve decirle al niño “no hay que ser egoísta”, si luego en casa los padres lo son. Predicar con el ejemplo es siempre la mejor opción. Además, debemos hablar con nuestros hijos sobre el por qué ciertos valores como el respeto, la honradez o la responsabilidad son tan importantes.
El colegio es otro entorno clave para enseñar valores, como por ejemplo el respeto y la tolerancia. Cuando los niños son pequeños, no tienen muy claro lo que es correcto e incorrecto y se dejan llevar por las emociones. Por eso es importante que, desde los padres, profesores y entornos más cercanos, se les vaya instruyendo en ciertos valores, siempre con una justificación y de manera que el niño entienda el por qué hay que ser/comportarse de ciertas formas.
Hay que educar para la sociedad, no para nosotros, los padres. Ofrecerles nuestro apoyo. La confianza es esencial, y a través de los adultos los niños deben recibir ayuda y guías adecuadas para saber cómo reaccionar ante ciertas situaciones, e ir forjando poco a poco su personalidad.
Educar en valores conlleva una enseñanza continua, no solo cuando son niños, es significativo a cualquier edad de nuestra vida. La solidaridad, el respeto a las personas mayores y a los que les rodea, llevado de la mano con un trato afable, harán de nuestros hijos una luz por donde pasen.
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