Del infinito y más allá

Así, auto tras auto, por más de una hora.


Agobiados por el intenso calor y a punto de la desesperación, nos encontramos muchos a la hora de abordar un transporte.

Delante de nosotros transitan los carros estatales con capacidad para recoger y los choferes, con total indiferencia, no detienen la marcha.

Así, auto tras auto, por más de una hora. Se albergaba la esperanza de que alguien cumpla con las medidas para apoyar la transportación masiva de pasajeros, puestas en vigor desde enero.

Lamentablemente se repite día tras día en SAB, sin importar el itinerario marcado, porque con un parque automotor deteriorado y disminuido, resulta imposible al colectivo de la Unidad Empresarial de Transporte del municipio mantener un servicio de ómnibus público capaz de satisfacer la demanda de la población.

Según establece la normativa (vigente) los conductores estatales tienen la obligación de parar y recoger en dependencia de su capacidad. En caso de presentar alguna falla técnica u otra dificultad debe frenar y explicar las razones, incluso en aquellos sitios donde la propia población “pida un aventón”.

A más de 5 meses de su implementación, me atrevo a decir que pocos recuerdan lo dispuesto y muchos continúan haciendo caso omiso, porque… la falta de sensibilidad, la indolencia y el irrespeto son males que corroen nuestra sociedad.

En los momentos actuales donde escasea el combustible, la carencia de transporte resulta más notoria. El número de porteadores privados en las carreteras y paradas disminuye, mientras los precios de los pasajes van rumbo al infinito y más allá.

En las circunstancias actuales, la alternativa a corto plazo a aplicar es la de hacer un uso eficiente de los limitados recursos que disponemos y el Gobierno en el Ariguanabo, JUEGA UN PAPEL PRIMORDIAL.

Pudiera pensarse en un sistema de piquera de carros estatales en los horarios picos de la mañana y la tarde, ampliar la ubicación de inspectores estatales hacia otros puntos, así como sus facultades legales a la hora de detener los vehículos u otra alternativa viable.

Este es un problema histórico porque lleva años, en verdad, resulta que es hora de aligerar la cotidianidad de un pueblo, marcada por problemas económicos.

Frenar y recoger una persona no cuesta, sin embargo, es una forma de contribuir a que personas de diversas profesiones y oficios continúen construyendo el país que anhelamos.

Carmen Lieng Mena Lombillo
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