Quién dijo que para educar a un niño hay que darle todos los gustos. Eso es una teoría que a mi juicio no funciona. Es hora de que se comprenda que cuando los niños tienen fácil acceso a sus deseos, dejan de valorar lo que les rodea.
Aprenda a evitar esta conducta. Estos niños se caracterizan por ser rudos, no valoran los detalles que reciben y además, muestra su inconformidad y descontento a través de conductas agresivas verbales (groserías y gritos), no verbales (gestos, manotazos o movimiento de los hombros) o con agresividad física (golpes, mordiscos y pellizcos).
En otros casos, este comportamiento rudo aparece como respuesta a frustraciones o caprichos insatisfechos. El pequeño encuentra que la forma de lograr lo que quiere es a través de pataletas, golpes o palabras inadecuadas que, sin son exitosas, se convierten en la manera de alcanzar sus metas.
Existen muchos padres que dan obsequios, si apruebas los exámenes. La obligación del infante es estudiar, esforzarse para contribuir con su futuro, por ello no hay que recibir recompensas. Si un adulto es arisco, su hijo lo será, y si estimula sus logros a través de premios materiales, con ello sólo logra que haga las cosas por un premio y no por convicción.
Lo ideal es que en casa haya autoridad entendida como una relación de capacidad (y no de poder) y coherencia entre lo que se dice y hace.Si el menor tiene fácil acceso a todo lo que pide, difícilmente aceptará con gusto los regalos que le dan, pues se vuelve crítico y exigente; además, si no tiene que esforzarse para conseguir sus objetivos, no les otorgará valor.
Lo ideal es que los padres no les nieguen todo lo que piden, pero comprendan que el amor de un hijo no se compra. Este comportamiento se traslada a la alimentación, al sueño y a cualquiera de las conductas en las que se refleja su autonomía. Los expertos recomiendan enseñarle a un niño a que encuentre valor en las cosas, por más simples que sean.
En mi opinión, los padres deben poner límites en la permisividad y la premiación permanentes. Cuando el niño conquiste un logro, abrácelo y felicítelo; así valorará los detalles simples, pero sinceros.
Coméntele por qué no le puede comprar determinado objeto, la comunicación en estos casos es vital. Sea su amigo, él lo entenderá y le dará más valor a las cosas.
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