Los alimentos inocuos: la clave para una buena salud

Ya estamos en la época de lluvia y los alimentos que consumimos pueden sufrir cambios al no estar aptos para el consumo.

El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestra época. El incremento del nivel del mar, el aumento en la temperatura promedio, el calentamiento de los océanos, los eventos extremos como sequías, ondas de calor, lluvias intensas, tormentas, así como la acidificación de los océanos tienen impactos considerables en la inocuidad de los alimentos tanto de forma directa como indirecta, poniendo en riesgo la salud pública.

La inocuidad de los alimentos es la ausencia -a niveles seguros y aceptables- de peligro en los alimentos que puedan dañar la salud de quienes los consumen.

Solo los alimentos inocuos satisfacen las necesidades alimentarias y contribuyen a que todas las personas tengan una vida activa y saludable.

Los peligros transmitidos por los alimentos no inocuos pueden ser de naturaleza biológica, química o física y con frecuencia son invisibles a nuestros ojos. Se trata de bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas perjudiciales (por ejemplo: residuos de pesticidas).

Las bacterias que contaminan lo que comemos pueden causar enfermedades muy peligrosas, y estas se incrementan precisamente en esta época del año donde prevalecen las lluvias.

Los alimentos no inocuos son una amenaza para la salud humana y las economías, ya que producen unos 600 millones de casos de enfermedades, provocando 420.000 muertes y pérdida de productividad.

Este ha sido el mensaje de la Organización de Naciones Unidas (ONU), lanzado con motivo del Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos, una jornada que promueve el consumo seguro de los mismos.

Pienso que en la medida de lo posible debemos ocuparnos para que los alimentos que vamos a consumir estén en perfecto estado, libres de bacterias que puedan dañar nuestra salud. La manera en que los manipulemos, su cocción y conservación hará que los aprovechemos a favor de nuestra vida.