Cuidemos las maravillas naturales

Sobre el Ariguanabo cruza un sub-corredor por donde penetran aves procedentes del Mississippi y de la costa este de Estados Unidos.

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Las aves procedentes del Mississippi y de la costa este de Estados Unidos son las que emigran hacia Cuba.

Según el destacado investigador ariguanabense Giraldo Alayón, miembro de la Fundación Ariguanabo, cada año cientos de millones de aves se desplazan en todo el Planeta emigrando desde sus sitios de cría hasta regiones distantes, en respuesta a las estaciones de la Tierra.

De las casi 10 mil especies de aves descritas por la ciencia, la mitad viaja entre diferentes lugares, atravesando océanos, cordilleras, lagos, ríos y asentamientos humanos, muchas de éstas recorren miles de kilómetros.

El recorrido más largo lo hace la gaviota ártica que va desde las islas al extremo norte de Canadá hasta las islas en las inmediaciones del continente antártico.

Sobre el territorio ariguanabense cruza una de estas rutas, el llamado “Sub-corredor de Santa Fe”, pues es en esa localidad costera y sus alrededores por donde penetran a nuestra provincia, mayormente, las aves procedentes del Mississippi y de la costa este de Estados Unidos.

El zoólogo comentó que las causas que hayan seleccionado esta región son: En primer lugar, la existencia al sur de la ya desaparecida Laguna Ariguanabo (lugar de descanso, residencia invernal y fuente de alimentos de muchas de estas aves), y el sub-sistema ecológico que formaba con el bosque de las riberas del río del mismo nombre.

Desde principios de los años setenta, varias presas situadas al Noreste y Noroeste de la antigua laguna albergan parte de esa fauna en migración. Un poco más al oeste, tenemos la Meseta de Anafe y las estribaciones de la Sierra del Rosario que cobijan a muchas de las aves propias de zonas boscosas.

Alayón enfatizó que estas aves migratorias, junto a las especies residentes, desempeñan un papel ecológico fundamental en los ecosistemas que visitan, tanto los naturales como los creados por el hombre (agro-ecosistemas), fundamentalmente, las especies que se alimentan de insectos, que en el caso de nuestro municipio son alrededor de 23 y muchas de ellas permanecen en nuestro territorio entre 7-9 meses.

En esta área y en los últimos años se ha desarrollado, de forma explosiva, la cacería furtiva e ilegal (las leyes ambientales cubanas la prohíben) de algunos de estas especies migratorias y varias residentes, constituyendo los blancos preferidos: azulejos, azulejones, mariposas, degollados, tomeguines del pinar y de la tierra, cabreros y negritos.

Durante el pico de la migración (octubre-noviembre), en buena parte de la franja norte entre el Río Guajaibón y el poblado costero De Santa Fe, centenares de “pajareros” colocan sus jaulas de trampa y últimamente redes de niebla japonesas (las que usan los biólogos en sus estudios de aves y murciélagos y que se requiere una licencia especial para su uso) para poder capturar el mayor número de aves.

La naturaleza funciona como un todo y es responsabilidad de los seres humanos no alterar el ciclo. Por esta razón dejemos que las aves crezcan libres en su medio natural o habiten temporalmente nuestro entorno.

Seamos consecuentes y responsables cuidando la fauna que cumple su misión en bien del medio ambiente. No tenemos ningún derecho a hacer que las aves vivan en cautiverio. Las personas que se dedican a esta práctica ilícita se convierten en depredadores.

Olga Álvarez Suárez
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