Imagen: Adrian Torres

Hoy quiero adentrarme en un tema que a menudo pasa desapercibido pero que es crucial para la convivencia y el respeto mutuo: la falta de educación formal en aspectos tan cotidianos como un simple «buenos días».

Estos gestos de cortesía, como pedir permiso o dar las gracias, pueden parecer simples, pero reflejan un profundo respeto hacia los demás y contribuyen a fortalecer los lazos sociales.

Lamentablemente, en la vorágine de la vida moderna, a menudo vemos un descuido en estos aspectos básicos de etiqueta y cortesía.

Un ejemplo palpable de esta falta de educación formal es la creciente tendencia a la informalidad en nuestras interacciones diarias. Desde ignorar los saludos, hasta olvidar expresiones de gratitud, pareciera que estamos perdiendo de vista la importancia de pequeños gestos que marcan la diferencia en nuestras relaciones personales y profesionales.

Imaginemos un entorno donde el «por favor» y el «gracias» son rarezas, donde el saludo amable se desvanece y la cortesía se convierte en una reliquia del pasado.

Esta falta de educación formal no solo limita la calidad de nuestras interacciones, sino que también erosiona la base misma de una sociedad basada en el respeto y la consideración hacia nuestros semejantes.

Vale recordar que la educación formal va más allá de las aulas: se refleja en nuestras acciones cotidianas y en cómo nos relacionamos con el mundo que nos rodea.

Aplicar la cortesía, el respeto y la amabilidad en nuestras interacciones diarias no solo enriquece nuestras vidas, sino que construye puentes de entendimiento y empatía en una sociedad diversa y cambiante.

¡Así que recordemos la importancia de pequeños gestos como un simple «por favor» o un «gracias» en nuestro día a día! Estos son los pilares de una convivencia armoniosa y respetuosa.

¡Recuperemos la educación formal en todas nuestras relaciones y construyamos un mundo más amable, considerado y empático para todos!