Por: Lic. Alejandro Batista Martínez

Fue en abril de 1948 cuando en Cuba inició un fenómeno mediático que revolucionó la radio en América: la trasmisión de la radionovela El derecho de nacer, de la autoría del santiaguero Félix B. Caignet. Sucedió en el contexto de la llamada guerra del aire, cuando las cadenas de radio se disputaban ferozmente las audiencias.

Para competir con La novela del aire, de RHC Cadena Azul, la competidora CMQ le solicitó a Caignet escribir un radioteatro destinado al mismo horario y que lograse, al menos, un cuarto de la recepción de la otra. El locutor y guionista santiaguero superó el reto de Goar Mestre, el empresario fundador y dueño de CMQ. Batió limpiamente el récord y obtuvo como premio un automóvil de la marca que eligiese. Sobre El derecho de nacer y su autor, le acercaremos en este encuentro matutino con nuestras raíces.

La radionovela más famosa de todos los tiempos se trasmitió desde La Habana, por primera vez, el primero de abril de 1948 y tuvo 314 episodios de 20 minutos cada uno. Sus estadísticas fueron impactantes pues no solo multiplicó las cifras de oyentes de Cadena Azul, sino que alcanzó un rating de más del cincuenta por ciento, el más alto que programa radial alguno hubiera obtenido en el mundo.

A causa de su éxito despampanante, El derecho de nacer saltó de un país a otro de Latinoamérica, donde se grabó con elencos locales. También conquistó el cine con 2 versiones mexicanas y mutó a telenovela en Cuba, Puerto Rico, Ecuador, Perú, Brasil, Venezuela y México. Nacido en San Luis, provincia de Santiago de Cuba, en 1892, Félix Benjamín Caignet Salomón fue un multifacético artista que cultivó la poesía, la pintura, la actuación y la composición musical.

Su estilo se nutrió de la riqueza de las tradiciones populares y la oralidad. Caignet ejerció el periodismo e innovó en la técnica dramática radial desde la emisora santiaguera CMKC. Fue de los primeros en crear espacios para los niños, como Buenas tardes, muchachitos, con narraciones propias, y Chilín, Bebita y el enanito Coliflor, al estilo de los viejos cuenteros.

Ya octogenario Félix B. Caignet declaró en entrevista con el periodista Orlando Castellanos, la génesis de sus populares dramatizados radiales. Llevaba al éter los folletines o novelas por entregas que se publicaban en periódicos y revistas, comenzando con el estreno, en 1936, de La serpiente roja, donde apareció su famoso detective Chan Li Po. Fue allí donde realizó otro de sus aportes: la introducción del narrador radial y la utilización del suspenso y el falso suspenso para crear expectativas y mantener la atención de los oyentes, lo que fue clave en todas sus series radiales.

Otras de sus series exitosas fueron Aladino y la lámpara maravillosa, El ladrón de Bagdad, El precio de una vida, Pobre juventudLa madre de todos, algunas de ellas llevadas al cine. Se dice que fue pionero de una técnica que, posteriormente, se volvió común: asociar la escritura de la radionovela al sondeo de la audiencia, que él realizaba empíricamente. Esto le permitió condicionar los vaivenes de la trama a las expectativas de los oyentes.

Félix B. Caignet recibió críticas a lo largo de su carrera. Por su recurrencia al melodrama se le llamó ridículo y cursi, asunto al que respondía con una aseveración: había llegado a donde quería: al corazón de las masas. Atribuía el rotundo éxito de sus obras a una causa básica: la gente quiere llorar y yo le doy el motivo. Escribió unas doscientas comedias y sobre trescientas obras musicales. Sones, guarachas, boleros, guajiras y música infantil, entre las que destacan Te odio, estrenada por Rita Montaner, y Frutas del Caney, popularizada por el Trío Matamoros.

Falleció en La Habana, el 25 de mayo de 1976, a los 86 años de edad. En 1992, sus restos fueron trasladados a la ciudad de Santiago de Cuba, atendiendo a su deseo de descansar junto a sus padres, frente a las lomas de El Caney.

FUENTE: 75 años de El derecho de nacer, de Rubén Rodríguez González

 

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