Por: Lic. Alejandro Batista.
José Antonio de la Caridad Maceo Grajales, nació en Santiago de Cuba, el 14 de junio de 1845. Con 23 años se incorporó a las luchas por la independencia, el 23 de octubre de 1868. Participó junto a Máximo Gómez en la Invasión a Guantánamo, en 1871, comenzando a manifestar sus condiciones de guerrero intachable y líder indiscutible. Jugó un destacado papel en los combates del cafetal La Indiana, San Ulpiano y Las Guásimas. Sobre el Titán de Bronce, conversaremos en la mañana de hoy en este encuentro con nuestras raíces.
Antonio Maceo organizó y dirigió la División Cuba, que llegó a ser la más disciplinada de la región oriental durante la guerra grande. Se opuso virilmente al llamado de Vicente García para incorporarse a la Sedición de Santa Rita. Enfrentó enérgicamente el Pacto del Zanjón y el 15 de marzo de 1878 protagonizó la Protesta de Baraguá. Este hecho demostró su intransigencia revolucionaria, al tiempo que enseñó a España y al mundo la oposición de los cubanos a una paz sin independencia.
Durante la Tregua Fecunda, fuera de Cuba, tomó parte junto a Máximo Gómez en el Plan de San Pedro Sula o Plan Gómez-Maceo, que fracasó en 1884 y provocó el distanciamiento con José Martí. Aunque participó junto a Calixto García en los preparativos de la Guerra Chiquita, la campaña racista desatada por España le impidió incorporarse a la misma. En 1893 fue contactado por Martí para su inscripción en la contienda que se organizaba. Designado en el cargo de Lugarteniente General del Ejército Libertador, volvería a la manigua al mando de Máximo Gómez. El 1ro de abril de 1895, Antonio Maceo arribó a Baracoa, Oriente, a bordo de la goleta Honor, en una expedición comandada por Flor Crombet.
El 5 de mayo se reunió con Gómez y Martí en La Mejorana, donde se decidió iniciar la Invasión a Occidente. Su genio militar brilló en las acciones de Peralejo, Sao del Indio, Mal Tiempo, El Rubí, Tumbas de Estorino, Ceja del Negro, Cacarajícara y Las Taironas. El 22 de enero de 1896 entró victorioso en Mantua, Pinar del Río, dando por concluida la campaña invasora. Junto a su ahijado Panchito Gómez Toro, hijo del Generalísimo, cayó en el combate de San Pedro, el 7 de diciembre de 1896.
Pocos conocen que en 1899 3 médicos cubanos realizaron un estudio exhaustivo del cráneo de Antonio Maceo. Los doctores Jorge Luis Montalvo, Carlos de la Torre Huerta y Luis Montané Dardé, demostraron que a José Martí le asistía toda la razón cuando expresó que Maceo tenía tanta fuerza en la mente como en el brazo.
Se ha dicho que el desarrollo intelectual del hombre es directamente proporcional al de su cerebro. Es en la porción anterior de este donde radican los centros que rigen las funciones síquicas más elevadas como el pensamiento. Dividido el cerebro de Antonio Maceo en dos semicircunferencias, se comprobó un desarrollo impresionante de la parte anterior en relación con la posterior.
Otro hallazgo importante fue la comprobación de que sus suturas craneales permanecían insólitamente abiertas. Esto quiere decir que el cerebro continuaba creciendo ligeramente y los lóbulos frontales estaban aptos para ejercitar mucho más sus funciones intelectuales.
Por el análisis antropométrico realizado se llegó a la conclusión de que Antonio Maceo tenía, en la porción craneal occipital, una anomalía ósea denominada hueso del Inca, presente solo en cráneos de personas excepcionales. El estudio realizado por los galenos cubanos reveló algo sorprendente: el Lugarteniente General del Ejército Libertador cubano era un hombre de inteligencia superior. De ahí que José Miró Argenter, jefe de su Estado Mayor, expresara en Crónicas de la Guerra: “Sobresalió porque era superior en valentía y en saber a los demás soldados de su época”.
FUENTE: Fichas en poder del autor. Recortes de prensa.
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