Por: Lic. Alejandro Batista

En la década del 20 del siglo pasado, el azúcar cubano está en alza en el mercado mundial. La inmigración de braceros antillanos invade el país. Mario García Menocal dicta la moratoria bancaria, dando inicio a las “vacas flacas” y el General Alfredo Zayas asciende al poder. Cesa el clamor de la Primera Guerra Mundial y los ecos de la Revolución de Octubre comienzan a sonar en nuestro país. Es por estos años cuando irrumpen dentro del ámbito cultural de la nación los poetas de la nueva promoción literaria, constituyentes de la primera generación republicana. Sobre la Protesta de los Trece le escribimos hoy en nuestro sitio digital.

Las tertulias en el café Martí duran alrededor de un año y reaparecen después en la redacción del periódico El Fígaro. En la casa de Rubén Martínez Villena, en la calle Amargura 66, y en el bufete de Emilio Roig de Leuchsenring, se reúnen los intelectuales. El 18 de marzo de 1923, en el salón de actos de la Academia de Ciencias de Cuba, se produce la Protesta de los Trece como una forma de enjuiciar públicamente la actitud y la conducta de los funcionarios inmorales. El desempeño de Villena inicia una nueva actitud de la intelectualidad nacional ante los acontecimientos que tienen lugar en la Isla. Los jóvenes protestantes festejan con un almuerzo el éxito de la zarzuela Las naciones del Golfo.

Sin terminar el café, deciden asistir al acto en honor de la escritora uruguaya Paulina Luissi. En el agasajo se encontraba presente Erasmo Regüeiferos, Secretario de Justicia del Gobierno de Zayas y autor del drama teatral El sacrificio. Antes de dirigirse a la Academia, Rubén es designado para hablar en nombre de todos. Los jóvenes se ubican en el centro del salón. Un minuto después, la señorita Hortensia Lamar da la palabra a Regüeiferos. El grupo de jóvenes se pone de pie y el Secretario de Justicia cree que lo hacen para aclamarlo. Sonríe conmovido y marcha hacia la tribuna. De repente, un muchacho rubio, delgado, escueto, de ojos claros y agudos, se dirige hacia la presidencia.

Entre el asombro y la admiración, Rubén Martínez Villena expresa: “En este acto interviene el Doctor Erasmo Regüeiferos que, firmando un decreto ilícito, encubre un negocio repelente y torpe, digno no de esta época de rectificación y de reajuste moral, sino de aquel primer acto de zayismo”. La concurrencia se estremece. Regüeiferos, que aplaudió a los jóvenes cuando se pusieron de pie, queda con sus flacas manos caídas sobre los muslos. El ministro de Uruguay, se sumerge precipitadamente en la lectura del programa. La señorita Lamar hace gestos de tristeza y espanto ante aquellas palabras. Pero nadie puede detener el torrente verbal de Rubén Martínez Villena. “Protestamos contra el funcionario que prefiere rendir una alta prueba de adhesión al amigo, antes que defender los intereses nacionales. Sentimos mucho que el señor Regüeiferos se encuentre aquí. Por eso nos vemos obligados a protestar y a retirarnos”.

Es un momento de asombro, de extrañeza. Los jóvenes abandonan el salón, al tiempo que Regüeiferos se dirige a la tribuna. Saliendo de la Academia de Ciencias, los protestantes se encaminan al periódico El Heraldo de Cuba. A la entrada, encuentran al Doctor Matías Duque, quien recrimina la conducta seguida por los jóvenes. Rubén se le encara y lo increpa manteniendo sus puntos de vista. “Esta protesta no será la última. Decidimos protestar contra aquellos que han violado la ley, resucitando un pasado de ignominia. Protestaremos públicamente también contra el Doctor Alfredo Zayas, autor de ese decreto torpe e inmoral”. Con motivo de la Protesta de los Trece, se abre la causa 330 de 1923 en el Juzgado de Instrucción de la Sección Primera de la Audiencia de La Habana. El ministro Erasmo Regüeiferos acusa a los intelectuales protestantes por injurias hacia su persona. Cada uno de los participantes es encausado, fijándosele fianza de 1000 pesos. La Protesta tiene como consecuencias directas la constitución de la Falange de Acción Cubana y la creación del Grupo Minorista.

FUENTE: Fichas en poder del autor