En San Antonio de los Baños se ve con claridad cómo la cultura material forma parte de la vida diaria. Las personas construyen, compran, venden, reparan, usan y guardan objetos que les sirven para resolver problemas, mejorar condiciones o responder a necesidades. Se trabaja para adquirir ropa, electrodomésticos, muebles, medios de transporte o artículos personales. También se valoran las cosas que se heredan o que tienen algún uso práctico. La vida cotidiana gira muchas veces en torno a lo que se puede tener, conseguir o conservar, y eso influye en la manera en que se vive y se piensa.

Al mismo tiempo, se practican manifestaciones de la cultura espiritual y religiosa. En varios barrios del municipio se celebran actos religiosos, se realizan cultos, misas o encuentros de oración, y también se siguen tradiciones de origen afrocubano. Las personas rezan, piden, agradecen o consultan según sus creencias. También se comparten historias, consejos y enseñanzas que no tienen forma física, pero que se transmiten con la palabra o el ejemplo.

Además, muchas personas ven la cultura espiritual de otra forma, realizando actividades donde se reúnen para cantar, actuar, debatir o reflexionar. También se celebran fechas históricas, se rinde homenaje a figuras locales y se desarrollan espacios donde la comunidad comparte ideas, conocimientos o memorias. En muchas casas se conversa sobre lo aprendido, se cuentan historias del pasado o se enseña a los más jóvenes a respetar lo que otros vivieron. Esta parte de la cultura no se compra ni se vende, pero se transmite y se aprende con el tiempo, con la palabra, con la actitud y con el ejemplo.

Lo bueno es que tanto la cultura material como la espiritual y religiosa tienen espacios donde se desarrollan. Las personas combinan la búsqueda de bienestar físico con la necesidad de sentido, de fe o de expresión. En algunos casos, se usan recursos materiales para fortalecer actos espirituales, como cuando se preparan ofrendas, se decoran espacios o se hacen celebraciones. Lo malo es que a veces se da más importancia a lo que se puede comprar o mostrar, y se deja a un lado lo que se siente o lo que se cree. Cuando eso pasa, se rompe el equilibrio y se pierden valores que sostienen la convivencia y el respeto.

¿Es posible que la cultura material, la espiritual y la religiosa convivan de forma armónica en San Antonio? Sí es posible, si se reconoce que cada parte tiene su lugar y su función. Lo material puede ofrecer estabilidad, pero lo espiritual y lo religioso ayudan a enfrentar los momentos difíciles, a compartir con los demás y a mantener una conexión con la historia y la comunidad. Se puede enseñar a valorar tanto los objetos como las ideas, tanto las costumbres como la fe. Se pueden apoyar actividades que no se miden en dinero, pero que fortalecen el alma de las personas y del municipio.

En mi opinión, se necesita cuidar con más atención la cultura espiritual y religiosa en San Antonio de los Baños. Lo material es necesario, pero no debe ocupar todo el espacio. Las personas necesitan creer, pensar, sentir y recordar. La cultura espiritual y religiosa ayuda a vivir con más sentido y a mantener un vínculo con lo que somos. Si se apoya lo material sin olvidar lo que no se ve, se construye una comunidad más fuerte, más unida y más consciente de su historia y de su presente.

 

Erica De la Nuez
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