¿Saben qué hice? Dejé de insistir

Eres el dueño de tu vida, cuando sientas que algo o alguien te perjudica: Deja de insistir. El siguiente comentario te hará reflexionar acerca del tema.

Cuando noté que aferrarme a los hechos que lastimaban a mi cuerpo y mi espíritu me hacía daño, dejé de insistir. Dejé de insistir donde no había lo que buscaba. Dejé de pedir en manos cerradas. Dejé de esperar en sillas ocupadas y de intentar en un cuerpo ajeno.

Renuncié a pretender que el otro entendiera y dejé de poner los ojos afuera. Entonces… llegó la magia. Volví a mí, como único destino posible y como único camino disponible. Regresé como el único reencuentro pendiente. Volví y pude verme las costillas, los dolores y mi alma deshidratada.

Me acepté, acaricié y perdoné. Me recosté sobre mi hombro, nombré con mi propia voz y me encontré. Estoy distinto pero intacto. Me tengo otra vez. Tengo las llaves de las puertas que quiero abrir. Acá, adentro.  Afuera solo están las cerraduras. Pero yo decido dónde y de mí depende cómo. Yo decido y dónde.  Ahora soy el que elijo cómo.

¿Te parece saludable dejar de insistir? Pues… ¡Adelante!

Fuente: Internet

Janet Pérez Rodríguez
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