Mostrar siempre nuestra mejor cara

La educación formal hace mucho bien a la persona que la practica y también a quien la recibe. Los hábitos de conducta social son conservados, transformados y trasmitidos de generación a generación. Ellos constituyen modos de actuar, formas de cortesía y respeto. Permiso, Disculpe, Muchas gracias, Buenos días, Hasta mañana, son frases sencillas que hoy están prácticamente en vías de extinción.

El respeto entre las personas es esencial para poder vivir en sociedad. La buena educación es una materia que todos debemos aprender desde pequeños para ponerla en práctica a lo largo de nuestra vida. El saludo es un gesto de cortesía que debe llegar a todos, independientemente de cercanía que se tenga con las personas.

Aunque no conozcamos a la persona, es esencial saludarla con un ¡buenos días! La familia es el primer eslabón para lograr un hombre íntegro en la sociedad. Es aquí donde se inculcan los valores y las conductas correctas.

Las instituciones educacionales la complementan. Hoy es común que no devuelvan el saludos, que no pidan permiso, aun cuando interrumpan y hasta que llamemos la atención si practicamos estos hábitos que hacen más llevadera la vida. Si desde pequeño enseñamos a nuestros hijos los buenos modales practicando con nuestro ejemplo, recibirán halagos y admiración.

Es importante tratar a los demás con amabilidad. No cuesta nada y se consigue mucho. Una frase mal dicha, un gesto grosero, un tono de voz inadecuado… son formas de actuar que no favorecen la buena convivencia entre las personas.

En cambio, «por favor», dar las «gracias», ofrecer disculpas… ayudan a mejorar nuestras relaciones con los demás y ayudan a tener una convivencia más cordial y pacífica.

No tirar papeles al suelo, una lata de refresco, dar los buenos días, respetar el mobiliario urbano, ceder el paso, sujetar una puerta, entre otras conductas, son formas de actuar en la vida que deben inculcarse a todos. Hay que enseñar estas reglas y formas de comportarse, tanto en casa, como en la escuela.

La puntualidad «es la cortesía de los reyes». Ser impuntual significa hacer esperar a otras personas, hacerlas perder un tiempo que no deberían malgastar en esa espera. Es una gran falta de cortesía y de educación.

Es esencial practicar estas normas conductuales para estar en correcta consonancia con la sociedad y con nosotros mismos. Estas conductas se traducen en amabilidad, un comportamiento que no puede faltar en nuestra vida.

 

Olga Álvarez Suárez
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