Hablando de… Azúcar y Sal

En una casita toda de sal, donde vivían dos viejitos. Ella estaba hecha de sal, y él todo de azúcar. Los  ancianos se querían mucho, pero eran tan diferentes que a veces discutían.

Un día, discutieron tanto, que la viejita, gritando mucho, le dijo:

–  ¡Fuera de aquí! ¡No te soporto más!”

El anciano, muy triste, se fue de la casa. Lloró, pero como era todo de azúcar temía derretirse, entonces decidió hacerse una casa de barro y pidió a la nube gris:

– Por favor, ¿podrías llorar tú por mí?

La nube, a la que le dio mucha pena, comenzó a llorar. Llovía con tanta fuerza, que la casa de la viejita que era toda de sal, comenzó a derretirse. Su esposo  miró por la ventana y la vio  sufriendo bajo la lluvia. Decidió abrir la puerta, porque la quería mucho. Ella permitió que la abrazara y se fundieron en un beso. Como ella era de sal y estaba mojada, se quedó pegada por un tiempo al viejito. Así que cuando al fin pudieron separarse, se le quedó para siempre la boca de azúcar y a él se le quedó para siempre la boca de sal. Desde entonces viven en la casa de barro.

Recuerda: Dos personas pueden ser muy diferentes. Para convivir hace falta poner en marcha un buen número de valores imprescindibles, como son: el respeto, la tolerancia y la empatía.

Hablando de… quiere quedar por siempre en tu recuerdo. ¡Hasta la próxima!

Fuente: Internet

Janet Pérez Rodríguez
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