Alejandro Batista Martínez

FUENTE: Fichas en poder del autor. Escritos de Ciro Bianchi Ross publicados en Juventud Rebelde.

Guanajay fue una de las primeras poblaciones del occidente cubano. Fundada en 1650 llegó a ser una de las villas más prosperas de la región de Vueltabajo. Al constituirse la provincia de Pinar del Río era el núcleo urbano de mayor importancia económica y poblacional. Cuna de importantes personalidades de la cultura nacional como María Teresa Vera y Zoila Gálvez y de personajes pintorescos como La Macorina. Sobre ellos conversaremos en este encuentro matutino con nuestras raíces.

María Calvo Nodarse, conocida como La Macorina, nació en 1892. Fue la primera mujer que tuvo licencia para conducir, a principios del siglo XX. De su infancia no se conoce mucho. A los 15 años huyó de su casa y se trasladó a La Habana en compañía de su novio y único amor. Las penurias económicas la hicieron abandonar su romance y entrar al mundo de la prostitución.

La audacia y belleza que poseía la hicieron irrumpir en los círculos más selectos de la sociedad cubana de la época. Su personalidad atractiva y sus hermosos ojos la ayudan a ser una de las prostitutas más elegantes y famosas. No trabajó en un burdel, pero se prostituía selectivamente. Más de una docena de hombres permanecían rendidos a sus pies, anegados de dinero, suplicantes de amor. Fue la amiga de ricos habaneros dedicados a la política y los negocios, entre ellos José Miguel Gómez, el Tiburón, a quien ayudó con su lealtad durante los sucesos de La Chambelona.

Respecto al origen de su apodo se cuenta que en una ocasión, mientras andaba por la acera del Louvre, un joven embriagado dijo al verla pasar: “¡Ahí va la Macorina!” Quiso compararla a La Fornarina, una famosa cupletista española, pero su borrachera le hizo decir Macorina. Calificada por algunos como “la Mata Hari cubana”, se sabe que La Macorina pasó su vejez en absoluta pobreza. Sus amigos del pasado se amparaban en excusas cuando les pedía ayuda. Tuvo que vender sus 9 autos, 4 mansiones, vestidos, joyas y pieles. Acabó viviendo en un cuarto alquilado de una casa familiar de la capital. Falleció en La Habana, el 15 de junio de  1977. Quedó inmortalizada en 2 composiciones musicales, en una pintura de Cundo Bermúdez y en las Charangas de Bejucal. La afanada cantante Chavela Vargas transformó el poema Macorina, del asturiano Alfonso Camín, en una de las canciones más conocidas de su carrera.

María Teresa Vera vio la luz en Guanajay, el 6 de febrero de 1895. Cantante, compositora y guitarrista cubana. A muy temprana edad empezó a darse a conocer en los ambientes de bohemia y trova. En 1911 empezó a cantar y a sugerencia del trovador Manuel Corona, aprendió a tocar guitarra. Conformó un dúo de leyenda junto a Rafael Zequeira, con quien grabó 200 canciones en 10 años. Muchas de sus piezas musicales se hicieron populares de inmediato, como A llorar a Papá Montero. También cantó en el Grupo Típico de Carlos Godínez. A mediados de la década del XX, María Teresa Vera conoció a Ignacio Piñeiro, a quien enseñó a tocar el contrabajo.

En 1926 fundó el Sexteto Occidente, dentro de la tradición cubana del son. La agrupación contaba con Ignacio Piñeiro en el contrabajo, Julio Torres en el tres, Manuel Reinoso en el bongó y Paco Sánchez en las maracas. Adepta de la religión afrocubana, decidió hacerse el santo y abandonó la música por un tiempo. En 1936 reapareció de forma efímera en un programa de Radio Salas con un cuarteto compuesto por Justa García, Dominica Verges y Lorenzo Hierrezuelo. Desde entonces, Hierrezuelo la acompañó en un dúo que duró más de 25 años, tiempo durante el cual María Teresa se reafirmó como una de las primeras voces de la trova cubana. A mediados de la década de los cincuenta del siglo XX, produjo en televisión El Casino de la Alegría. Falleció en La Habana, el 17 de diciembre de 1965. Su tema más conocido, Veinte años, ha sido interpretado por los más grandes cantantes cubanos.

En  marzo de 1907 nació Félix Chappottín. Trompetista y director de orquesta, se especializó en el son cubano y la guaracha. En 1918 debutó como músico de la banda infantil de Guanajay, donde tocó la caja, la tuba, el bombardino, el cornetín y la trompeta. En 1927 ingresó al Sexteto Habanero y después al grupo Munamar. Posteriormente se integró al Conjunto de Arsenio Rodríguez, agrupación que dirigió desde 1949, cuando “el ciego maravilloso” se fue para Nueva York. Su travesía por la escena cubana engrandeció más al son. Algunas composiciones suyas son: Oye como dice, Mariquita y Chicharrones y Yo sí como candela. Falleció en La Habana, el 21 de diciembre de 1983.

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