Fue el hombre de las mil anécdotas, creadas a su paso con naturalidad y simpatía, pero si algo distinguió a Camilo Cienfuegos Gorriarán fue su lealtad al líder de la Revolución Cubana Fidel Castro.
Cuando recibió el ascenso a Comandante, el 23 de abril de 1958, Camilo escribió a Fidel: “Más fácil me será dejar de respirar que dejar de ser fiel a su confianza”. Su fe en él surgió antes de conocerlo en persona. Lo demuestran sus cartas escritas desde el exilio en los Estados Unidos donde viajó en busca de mejores oportunidades económicas.
En mayo de 1956 escribió, desde San Francisco: “Fidel es la esperanza del pueblo cubano”; y en septiembre, al comentar los males que padecía el país bajo la tiranía de Fulgencio Batista, reiteraba: “Fidel afirmó que este año seremos libres o él morirá. Yo desde hace mucho estoy con él, me lo había jurado y lo cumpliré”. Con esa decisión, llegó a México y fue de los últimos en la lista de la expedición del Granma.
En los meses que pasó como guerrillero en la Sierra Maestra, apodado el Señor de la Vanguardia estuvo junto a Fidel en todas las decisiones de importancia.
“Pasa fulgurante Camilo Cienfuegos,/alumbran su rostro cien fuegos de gloria”.
El joven comandante exaltado en la Marcha triunfal del Ejército Rebelde e inmortalizado en estos versos de Jesús Orta Ruiz marchaba junto a Fidel en medio del revoloteo de blancas palomas. Tal vez la imagen más representativa de la identificación de Camilo con Fidel es esa que los muestra juntos, el 8 de enero de 1959, en la entrada de la Caravana de la Libertad a La Habana.
Los habaneros ovacionaron, seis días después, la Caravana de la Victoria y al caer la noche, escucharon desde la fortaleza de Columbia también aquel ¿Voy bien Camilo?, por el líder de la Revolución Fidel Castro, pregunta que pasó a la historia, hecha en su primer célebre discurso al pueblo de Cuba en la capital.
“Yo no voy contra Fidel ni en un juego de pelota”, fue la reacción de Camilo cuando, con el objetivo de recaudar fondos para la Reforma Agraria se preparó un juego de pelota en el estadio del Cerro, hoy Latinoamericano, entre un equipo de la Policía Nacional Revolucionaria y los Barbudos, integrado por miembros del Ejército Rebelde. Se esperaba que los lanzadores fuesen Fidel y Camilo, pero este último apareció en el terreno con el uniforme de los Barbudos.
Camilo cumpliría hoy 92 años y según él: “Camilo era hombre que amaba las tareas difíciles; pudiéramos decir que era un hombre que amaba las dificultades, que sabía enfrentarse a ellas y era capaz de realizar proezas en las más increíbles circunstancias”.
El pueblo de Cuba recordará las palabras de Fidel cuando despidió al Guerrillero, revolucionario y amigo, al leal admirador del líder y la Revolución.
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