El renacimiento de un nuevo año con esperanza y amor 

Un año muere para que otro renazca. Para develarnos cuánto encantamiento habita en el nacimiento de un día. El “viejo” se va y con él se lleva tiempos y esperas, ilusiones de la memoria y la memoria de las ilusiones, dolor insondable, decisiones acertadas y otras de riesgo, imposibles consumados y la alegría de haber vivido para contarlo.

En esta fecha, nos llegan todos los recuerdos y pretendemos reunir todas las vivencias, impulsar los sueños más temerarios. Nos preguntamos si seremos capaces de seguir andando sin los que ya no están y descubrimos que ellos se encargaron de nivelar el camino antes de la partida, de dejarnos un amor que es hermoso e inmortal.

Padecemos, cubanos al fin, el ligero hálito de la añoranza por los que esta noche faltarán a la mesa, por los que emigraron, pero que desde la distancia comparten penas y alegrías.

Rescataremos los momentos placenteros, gozaremos por habernos esforzado y hecho todo cuanto pudimos, pero poner el pie en el surco , permitirá seguir, con el favor de los días, haciendo historias.

Junto a la última cena en familia de 2023, estará el cubo de agua que lanzan los vecinos a la media noche, el crepitar del coco roto frente a la casa o el muñecón que arderá en las entrañas del barrio, se despiden los abrazos rotos y las tristezas, se festeja la felicidad y la alegría.

Deseo que el lunes cuando amanezca otro enero, nos encuentre amando. Anhelo que la meta para el año que viene sea descubrir la grandeza de las pequeñas cosas y lo efímero del esplendor, personificar optimismo y confiar, sobre todo en nosotros mismos.

Deseo que el paso de un año a otro sea más veloz que el abrazo que esta noche nos daremos, con su halo de nostalgia y entusiasmo. Cuando el 31 de diciembre muera, precipitado y feliz, tendremos la certeza de estar culminando un ciclo y deseando que el próximo sea mejor.

Así se retaremos al futuro, con la certeza de los vencedores porque un año muere para que renazca otro, un nuevo año lleno de esperanza y amor.

 

Janet Pérez Rodríguez
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