El ejemplo puede salvar o dañar…   

Todos los años, el 31 de mayo ‘’llueven’’ las campañas para que las personas dejen de fumar, pero… no creo esto haya funcionado, ni funcionará. ¿Quién no conoce las nocivas consecuencias de este hábito?

¿No sería más útil publicar campañas para evitar el comienzo? Sabemos que una vez iniciado este hábito, es bien difícil para muchos dejarlo, pues la nicotina, principal componente del tabaco,  es la responsable de su poder adictivo y del mantenimiento de su consumo, cuyo potencial de dependencia parece igual o mayor que otras sustancias psicoactivas.

La mayoría de los fumadores comienzan a fumar durante la adolescencia o los primeros años de la edad adulta.  Un estudio sugirió que las relaciones personales pueden desempeñar un papel más activo para comenzar a fumar de lo que se pensaba anteriormente.

Las investigaciones han demostrado que los hijos de padres fumadores tienen más probabilidades de fumar y tienen menos probabilidades de dejar este hábito. ​

Otro estudio comprobó que cuando alguno de los padres deja de fumar, los adolescentes suelen reducir el consumo, excepto cuando el otro progenitor continuaba fumando. ​

No es menos cierto que los adolescentes comienzan a fumar también debido a la presión del grupo y a la influencia ejercida por los amigos; pero considero que los padres, familiares y educadores alrededor del joven sí ejercen gran influencia.

Si un niño desde que nace observa a sus padres, familiares y educadores fumar, lógicamente crecerá con la idea de que esa acción es normal entre los adultos.

¿Cómo explicarles después que fumar puede ocasionar graves enfermedades, incluso la muerte?

El ejemplo puede favorecer el desarrollo y bienestar de los pequeños, pero también -como en este caso- los alentará a seguir un camino equivocado, un camino que va en contra de lo más preciado que posee el ser humano: su salud.

Fuente: American Cancer Society