Donde hay un niño, debe haber un libro

Dora Alonso, nombre por el cual se conoce a Doralina de la Caridad Alonso y Pérez-Corcho. Narradora, dramaturga, poeta y periodista cubana considerada una de las escritoras cubanas más sobresalientes. Es la autora de obras para niños más traducida y publicada en el extranjero.

La sencillez y manejo de las emociones caracterizan el estilo literario de sus narraciones, resaltando siempre en sus textos al campesinado cubano a través del recreo de sus valores humanos y el amor por la naturaleza. Novelas como Tierra Brava, basada en la radionovela Medialuna, y Sol de Batey, escritas por Dora Alonso fueron llevadas a la televisión, y alcanzaron altos niveles de teleaudiencia.

La traslación artística a la pantalla doméstica de la telenovela Tierra Brava se materializó con la maestría de un equipo tan creador como su directora general Xiomara Blanco y los codirectores Rafael (Cheíto) González y Antonio Roselló.

Entre los méritos de la telenovela Tierra Brava cuentan la presentación alegórica de la pelea de gallos sobre un fondo de fuego acompañada de la música de Frank Fernández, por cuyos ritmos y variaciones sugiere un drama vigente aún; que ocurrió en la Cuba pre-revolucionaria, y en cualquier país latinoamericano donde impere o existió la voracidad geófaga de los latifundistas.

Por su parte, Sol de Batey es la telenovela considerada una de las mejores producciones de la televisión cubana de todos los tiempos y se ha retransmitido en varias ocasiones. Usualmente, sirve de punto de comparación con otras series y ciertas frases aún son recordadas en el imaginario público​ y los telespectadores aún identifican a varios de sus actores por el nombre de los personajes que interpretaron.

Dora Alonso adoptó, cuando tenía 43 años, a José Joaquín Alfonso, un niño mulato de siete años, que provenía del pueblo Herradura de la provincia de Pinar del Río. Sobre ese momento de su vida comentó alguna vez: “…No necesité papeles ni nada cuando lo encontré. O sea, que yo pude haber hecho de él un monstruo. Pero de aquella cosa oscura, de aquellas raíces desconocidas, de aquel mundo poblado de horrores y de lágrimas que fue su infancia, salió un hombre bueno”.

El caballito enano, El cochero azul y La flauta de chocolate, forman parte de su creación poética, así como Juan Ligero y el gallo encantado de 1999, la última que creó fueron sus obras dedicadas a los niños.  Su cuentos son un sugerente viaje por el mar, la naturaleza, el mundo de las letras y el universo caribeño, lleno de colores.

Dora Alonso obtuvo antes de morir el Premio Nacional de Literatura. El premio que avala su impresionante obra literaria, sobre todo, para los niños.