Cuidar la comunidad para aprender a adaptarse al cambio climático es fundamental para que la vida en el planeta se conserve.
La zona de El Cajío, en Artemisa, es una de las 24 comunidades de la costa sur de Cuba donde actúa el proyecto Mi Costa, identificada en la Tarea Vida como vulnerable ante la posible subida del nivel de mar y cambio climático.
La mano de hombre para contrarrestar los efectos del cambio climático se hace muy necesaria, incluso, aunque no vivamos cerca de la costa.
Mejorar la salud de los ecosistemas de manglares para incrementar su servicio de protección de la zona costera ante eventos meteorológicos extremos, es un ardua tarea a desarrollar en la que se involucran organizaciones y sectores. Nosotros desde acá podemos apoyar con el aprendizaje y cumplimiento de medidas de protección, así lo creo.
Por ejemplo, el mantenimiento de los canales permite mitigar el impacto de estos eventos meteorológicos. Cuidarlos es necesario, como también lo es la protección y siembra de manglares.
Especialistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente CITMA plantean que la existencia de flujos y canales permite disminuir el efecto de las inundaciones por lluvias o subida del nivel del mar.
La restauración del humedal facilita la rehabilitación de la fauna, posibilitando el sostén de actividades económicas locales como la pesca y la apicultura, afectadas por la degradación del ecosistema, y genera empleos en el trabajo forestal de restauración.
También viabiliza la mejora del agua potable que consumen las comunidades y se utiliza en las labores agrícolas.
Sin embargo, hoy se impone para lograr esto una planificación efectiva del agua como recurso, teniendo en cuenta su disponibilidad y calidad.
Por otra parte, si analizamos qué podemos hacer desde aquí pensemos en el ahorro de combustible de los vehículos, el aumento de la energía eólica y solar, la protección de los bosques, ya que son formas eficaces de reducir la cantidad de dióxido de carbono y otros gases que atrapan el calor en el planeta y nos afecta.
No obstante, la plantación de árboles, y el fomento del uso de cultivos de cobertura agrícola podrían ayudar a limpiar cantidades significativas de dióxido de carbono en la localidad.
Actividades educativas ambientales, con cursos sobre el medio ambiente, son un medio eficaz para aprender y proteger.
En Cuba, se llevan a cabo esfuerzos concertados para combatir los efectos del cambio climático, especialmente en el sector agrícola.
El país se enfrenta al aumento de las temperaturas, la disminución de las precipitaciones, el aumento del nivel del mar y la intensificación de los huracanes.
Las proyecciones muestran que, de no realizarse intervenciones, para finales del siglo XXI unas 21 comunidades costeras desaparecerán completamente en Cuba, y más de 98 serán severamente afectadas, por amenazas relacionadas con el clima. Entonces, queda claro ¿qué nos corresponde hacer?.
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